domingo, 2 de mayo de 2010

Origen

En su poema, tan leído, tan musicado, tan conocido, “Nanas de la cebolla”, le escribe Miguel Hernández a su hijo: ¡Si yo pudiera / remontarme al origen / de tu carrera! Eso es lo que todos perseguimos a veces, remontarnos al origen de nuestra carrera, sobre todo en los momentos de melancolía o de desconsuelo. ¿Dónde empezó todo? ¿Cuál fue el brote que engendró el origen de lo que somos? No son preguntas de fácil respuesta, puesto que remontarse al origen puede extraviarnos en el laberinto del tiempo. Pero es bueno imaginar un punto de partida, pensar que la conjunción de azares que desembocó en el ser que somos se inició en un lugar y en un tiempo determinados, soñar que nuestras raíces pertenecen a un lugar perdido en algún recodo de la memoria.


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