¡Mi corazón se
abre a tu voz
como se abren las
flores
a los besos de la
aurora!
Mas, ¡oh, mi bien
amado!,
para que mis
lágrimas sequen mejor,
¡deja que tu voz
suene otra vez!
¡Dime que a Dalila
tú regresas para
siempre!
¡Vuelve a decirle
a mi ternura
las promesas de
otro tiempo,
los juramentos
que tanto amo!
¡Ah! ¡Responde a
mi ternura!
¡Inúndame, vierte
sobre mí la embriaguez!
Del mismo modo
que se ve
a las espigas de
trigo ondularse
bajo la brisa
ligera,
¡así vibra mi
corazón,
presto a
consolarse
con tu voz que me
resulta tan querida!
La flecha es
menos rápida
para llevar la
muerte,
que tu amada
para llegar a tus
brazos!
¡Recuerda a mi
ternura
las promesas de
otro tiempo,
los juramentos
que tanto amo!
¡Ah! ¡Responde a
mi ternura!
¡Inúndame, vierte
sobre mí la embriaguez
¡
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