Un poema de mi gran amiga Cristina Díez
Yo no quiero ser alto en el camino,
ni sueño pasajero que se olvide,
no quiero ser error que huya en el viento,
por eso quiero, amor, que tú me mires.
Así tal como soy, sin apariencias,
sonriendo a veces, casi siempre triste,
frágil como una flor en la tormenta,
que se abre con temor pero resiste.
Mírame sin dolor, conscientemente,
pequeña, casi nada, sombra humilde,
estrella que jamás brilló en el cielo,
corazón desbocado, alma intangible.
Con los ojos abiertos, no los cierres,
que yo no quiero ser un imposible,
prefiero la verdad, que me conozcas
y si me has de querer, te sientas libre.
Porque aquí estoy, real aunque imperfecta,
y sólo el que conoce al fin decide.
Si he de ser para ti, no me idealices,
por eso quiero, amor, que tú me mires.
Y la fotografía también es de ella:
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