jueves, 27 de noviembre de 2014

A menudo las apariencias engañan. Con más frecuencia de lo que pensamos. A veces creemos que llevamos la carretilla bien cargada y resulta que todo es humo y por eso no pesaba y no nos dábamos cuenta. Otras nos cuesta arrastrarla, es como si estuviera anclada al suelo y no nos importa o nos hacemos fuertes para tirar de ella con mucho amor. Amor del bueno, del que sirve para todo, para todos.
A veces las preguntas sin respuesta, los enigmas, el desconcierto ante las cosas importantes de la vida se colocan cómodamente en nuestro volquete y se revuelven inquietas. Algunas cosas suceden cuando te levantas de la cama y miras a lo lejos y te dices: ¡un día más y ya son tantos! ¡Gracias!

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