En el colegio aprendimos que los temibles insectos son sistemas perfectos de vida, especialmente los llamados “sociales”, ya que gracias a su avanzada forma de vida, altamente organizada, son capaces de sobrevivir a cualquier amenaza existente, incluso a las más mortales.
Estos días Estados Unidos está viviendo una de las peores catástrofes naturales de su historia. El huracán Harvey ha desatado el pánico en varias zonas afectadas: de momento son ya más de treinta los muertos contabilizados y multimillonarios son los daños ocasionados en viviendas e inmuebles.
Por si fuera poco, ahora la población afectada tiene que preocuparse por otra amenaza colateral: las extrañas manchas de hormigas rojas –llamadas así por su color- que viajan flotantes por las calles inundadas de las zonas aquejadas. Debido a ello, la población está aterrada pues una de las principales características de estas hormigas es su picada, capaz de provocar hematomas debido al veneno que inyectan al picar. En caso de repetidas picaduras, existe riesgo de infección y por consiguiente pueden ocasionar la muerte. Las autoridades alertan a quienes navegan en botes o cruzan las zonas aguadas no tocar estos insectos ya que podrían subir a bordo y picar con extrema virulencia y rapidez ya que están sumidas bajo un estado de alerta superviviente.
Hay que recordar que las hormigas poseen múltiples formas de sobrevivir a las catástrofes, entre ellas las inundaciones. El mecanismo de supervivencia de estas hormigas amazónicas que llegaron al sur de Estados Unidos como especie invasora a mediados del siglo pasado, tiene la peculiaridad de que las hace aún más agresivas y peligrosas. Según los expertos consultados la intensidad del veneno es mayor de lo normal en circunstancias extremas. Estas hormigas se encuentran incluso en los interiores de zonas inundadas, es decir, en casas u otros inmuebles por lo que se sugiere mantenerse lejos de donde se encuentren. ¿Cómo logran sobrevivir a las inundaciones?
Cada hormiga desarrolla un papel fundamental, y se necesitan las unas a las otras para sobrevivir. LA UNIÓN HACE LA FUERZA, algo que no ocurre en las sociedades humanas donde el individualismo es la ley dominante. Construir una balsa a partir de sus cuerpos es una estrategia social que utilizan para maximizar sus posibilidades de resistir una catástrofe natural. De esta manera las hormigas se protegen a sí mismas y sobre todo a los miembros más vulnerables y valiosos del nido colocándolos en el centro. Tras el paso de una inundación, todo vuelve a la normalidad y las hormigas se separan. La balsa comienza a desmontarse desde la parte superior y, después, por los lados. Los estudios elaborados por el Instituto de Tecnología de Georgia (EE.UU.) concluyen que las hormigas rojas de fuego se unen entre sí gracias a unas almohadillas adhesivas (gracias a una especia de grasa o aceite) que poseen al final de sus patas.