El adiós, al igual que el perdón, los necesitan quienes lo sienten. Da igual las veces que lo digas, y también dan igual las formas. Lo único que importa es que sea verdadero. Y para que algo sea real, tiene que nacer dentro de ti.
Las cartas de despedida, se escriben para quien tiene la pluma en la mano. Y si es de verdad, ni siquiera hace falta enviarlas.
Un adiós es una de las palabra que significa un final y también un principio. Y por ello no es algo malo, aunque pueda ser triste.
Es una oportunidad de cerrar una etapa. De liberarse. Y una oportunidad para abrir una nueva. De volver a empezar. Siendo más conscientes de lo que queremos. Y aunque así no sea, al menos y no por ello menos importante, siendo más conscientes de lo que no queremos.
La vida está llena de adioses. Pero también de bienvenidas.
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