Si fuese posible curar las penas con el llanto y resucitar a los muertos con las lágrimas, el oro sería menos valioso que la tristeza. Sófocles, Escirios. Frag 510
martes, 25 de octubre de 2011
lunes, 24 de octubre de 2011
Relojes
Más que la hora nos dicen los relojes,
son crónica, advertencia, novedades;
nos siguen, nos persiguen, nos abruman,
con intenso, monótono mensaje.
Vuelven la vista atrás, aunque su oficio
es marcha pertinaz hacia delante.
Y nos hablan de heridas, de fracasos,
en sordas voces, ciegos ademanes.
Cuanto hemos enterrado, desentierran,
y lo ponen de nuevo a nuestro alcance.
Tan frías las agujas del recuerdo,
y tan crueles al rasgar la carne.
Archivan nuestras vidas en las ruedas
y ejes minúsculos de su engranaje,
bibliotecas vivientes,
cuyo tictac es pulso de su sangre.
Los miramos de paso, sin premura,
para observar la mueca en su semblante,
pero ellos nos contemplan de continuo,
con el ojo de cíclope, tan grande,
desde su espacio en la pared, la cómoda,
la mesita de noche, o el estante.
Observan cuanto hacemos,
testigos oculares
de nuestros más extáticos momentos,
de nuestras horas grises, miserables.
Son espejos de vida, nos reflejan,
mas sólo cada cual verá su imagen;
todo cuanto aprendieron de nosotros,
documentado queda: Actividades,
conversaciones, pérdidas, encuentros;
archivan todo cuanto nos atañe,
pero no lo publican,
custodios de secretos, bajo llave,
que no prestan a extraños.
Les hablo en ocasiones, al mirarlos,
siempre de paso, y breve, brevemente,
mas nunca les impido contemplarme.
Sé que ahí están, testigos de mi vida,
pero no me perturban, tan afables.
Francisco Álvarez
Más que la hora nos dicen los relojes,
son crónica, advertencia, novedades;
nos siguen, nos persiguen, nos abruman,
con intenso, monótono mensaje.
Vuelven la vista atrás, aunque su oficio
es marcha pertinaz hacia delante.
Y nos hablan de heridas, de fracasos,
en sordas voces, ciegos ademanes.
Cuanto hemos enterrado, desentierran,
y lo ponen de nuevo a nuestro alcance.
Tan frías las agujas del recuerdo,
y tan crueles al rasgar la carne.
Archivan nuestras vidas en las ruedas
y ejes minúsculos de su engranaje,
bibliotecas vivientes,
cuyo tictac es pulso de su sangre.
Los miramos de paso, sin premura,
para observar la mueca en su semblante,
pero ellos nos contemplan de continuo,
con el ojo de cíclope, tan grande,
desde su espacio en la pared, la cómoda,
la mesita de noche, o el estante.
Observan cuanto hacemos,
testigos oculares
de nuestros más extáticos momentos,
de nuestras horas grises, miserables.
Son espejos de vida, nos reflejan,
mas sólo cada cual verá su imagen;
todo cuanto aprendieron de nosotros,
documentado queda: Actividades,
conversaciones, pérdidas, encuentros;
archivan todo cuanto nos atañe,
pero no lo publican,
custodios de secretos, bajo llave,
que no prestan a extraños.
Les hablo en ocasiones, al mirarlos,
siempre de paso, y breve, brevemente,
mas nunca les impido contemplarme.
Sé que ahí están, testigos de mi vida,
pero no me perturban, tan afables.
Francisco Álvarez
sábado, 22 de octubre de 2011
Anne Gastinel
Recuerdo cuando descubrí “La muerte y la doncella”, el cuarteto de Schubert. Estuve un año entero buscando todo tipo de cuartetos y quintetos de cuerda. Tengo que repasarlos porque fueron una parte importante en mi gusto por la música. Schubert sobre todo, también Brahms, Haydn, Beethoven, por ese orden. Me pasaba horas escuchándolos con las mismas repeticiones obsesivas que ahora con cualquier canción. Durante días y días sólo sonaba en mis oídos un mismo cuarteto repetido una y otra vez hasta que sentía que lo había exprimido al máximo.
Anne Gastinel, una violonchelista francesa de 40 años, con todos los premios internacionales a cuestas, una de las más sobresalientes de nuestro tiempo, toca el conocido “Arpeggione”, de Schubert. Qué grande es esto.
Anne Gastinel, una violonchelista francesa de 40 años, con todos los premios internacionales a cuestas, una de las más sobresalientes de nuestro tiempo, toca el conocido “Arpeggione”, de Schubert. Qué grande es esto.
jueves, 20 de octubre de 2011
martes, 18 de octubre de 2011
Esto es espantoso
He tenido la mala fortuna de ver el video dos o tres veces. Particularmente, no me puedo quitar de la cabeza un momento preciso. Está el accidente en sí, lamentable esa niña suelta y sin vigilancia, pero es un accidente. Las rueda delantera derecha le pasa por encima. La furgoneta se para. El conductor se da cuenta que ha atropellado a alguien. Y entonces, ese tio asesino arranca para escapar sin importarle que la rueda trasera derecha aplaste de nuevo a la niña. Esa arrancada se me ha quedado clavada. A ese tio le metía en la cárcel de por vida.
lunes, 17 de octubre de 2011
Dan Wheldon
La cámara se centra en uno de los accidentados porque el vehículo se prende en llamas, pero el drama estaba en otro que la cámara no capta a lo largo del video. Dan Wheldon, el último ganador de las 500 millas de Indianápolis, murió ayer en uno de los coches de este accidente.
viernes, 14 de octubre de 2011
15 de Octubre
1. Porque no me resigno a que de esta crisis sólo podamos salir agachando la cabeza, apretando los dientes y renunciando a lo que tantos años costó construir.
2. Porque no fueron ni los trabajadores ni los parados ni los profesores ni sus alumnos ni los médicos ni sus pacientes ni los pensionistas ni nuestros hijos quienes hundieron la economía. Pero sí son ellos, somos nosotros, los únicos que lo vamos a pagar.
3. Porque quiero un modelo fiscal donde cada cual aporte según su capacidad y cada cual reciba según su necesidad. Porque exijo ese “sistema tributario justo, inspirado en los principios de igualdad y progresividad” que me prometió el artículo 31 de la Constitución.
4. Porque la Constitución también me dijo que “la soberanía nacional reside en el
pueblo español”, no en el Banco Central Europeo o en Wall Street.
5. Porque si hay dinero público suficiente para volver a rescatar a los bancos, a las cajas o a sus millonarios directivos, también debería haberlo para ayudar a esas familias hipotecadas que lo pierden todo porque no pueden pagar.
6. Porque las desigualdades económicas aumentan y me niego a que sea la eficacia, sin la equidad, el único patrón para medir el éxito de una sociedad.
7. Porque tal vez no sirva de nada. Porque tal vez nada vaya a cambiar. Porque puede que sólo nos quede la protesta y la palabra. Pero lo que seguro que será completamente inútil es quedarse en casa y esperar sentado a que todo se solucione sin más.
Por estos siete motivos, y otros cuantos muchos más, este sábado 15 de octubre estaré en la calle para pedir al mundo un cambio global. Un cambio a mejor.
2. Porque no fueron ni los trabajadores ni los parados ni los profesores ni sus alumnos ni los médicos ni sus pacientes ni los pensionistas ni nuestros hijos quienes hundieron la economía. Pero sí son ellos, somos nosotros, los únicos que lo vamos a pagar.
3. Porque quiero un modelo fiscal donde cada cual aporte según su capacidad y cada cual reciba según su necesidad. Porque exijo ese “sistema tributario justo, inspirado en los principios de igualdad y progresividad” que me prometió el artículo 31 de la Constitución.
4. Porque la Constitución también me dijo que “la soberanía nacional reside en el
pueblo español”, no en el Banco Central Europeo o en Wall Street.
5. Porque si hay dinero público suficiente para volver a rescatar a los bancos, a las cajas o a sus millonarios directivos, también debería haberlo para ayudar a esas familias hipotecadas que lo pierden todo porque no pueden pagar.
6. Porque las desigualdades económicas aumentan y me niego a que sea la eficacia, sin la equidad, el único patrón para medir el éxito de una sociedad.
7. Porque tal vez no sirva de nada. Porque tal vez nada vaya a cambiar. Porque puede que sólo nos quede la protesta y la palabra. Pero lo que seguro que será completamente inútil es quedarse en casa y esperar sentado a que todo se solucione sin más.
Por estos siete motivos, y otros cuantos muchos más, este sábado 15 de octubre estaré en la calle para pedir al mundo un cambio global. Un cambio a mejor.
jueves, 13 de octubre de 2011
domingo, 9 de octubre de 2011
De Louise Glück
El jardín
No puedo hacerlo nuevamente,
difícilmente soportaría verlo;
bajo la tenue lluvia del jardín
la joven pareja siembra
un surco de guisantes, como si
nadie lo hubiese hecho nunca:
los grandes problemas todavía
no han sido enfrentados ni resueltos.
Ellos no pueden verse
en el polvo fresco aún, empezar
sin ninguna perspectiva,
con las colinas al fondo, verdes y pálidas, nubladas de flores.
Ella desea detenerse;
él desea llegar hasta el fin,
permanecer en las cosas.
Mírala a ella tocar su mejilla,
pedirle una tregua, los dedos
ateridos por la lluvia primaveral;
en el pasto tierno estrellan rojos azafranes.
Aun aquí, aun en los comienzos del amor,
su mano al abandonar la cara
da una impresión de despedida,
y ellos se creen
capaces de ignorar
esta tristeza.
No puedo hacerlo nuevamente,
difícilmente soportaría verlo;
bajo la tenue lluvia del jardín
la joven pareja siembra
un surco de guisantes, como si
nadie lo hubiese hecho nunca:
los grandes problemas todavía
no han sido enfrentados ni resueltos.
Ellos no pueden verse
en el polvo fresco aún, empezar
sin ninguna perspectiva,
con las colinas al fondo, verdes y pálidas, nubladas de flores.
Ella desea detenerse;
él desea llegar hasta el fin,
permanecer en las cosas.
Mírala a ella tocar su mejilla,
pedirle una tregua, los dedos
ateridos por la lluvia primaveral;
en el pasto tierno estrellan rojos azafranes.
Aun aquí, aun en los comienzos del amor,
su mano al abandonar la cara
da una impresión de despedida,
y ellos se creen
capaces de ignorar
esta tristeza.
sábado, 8 de octubre de 2011
Lili Marleen
El soldado alemán Hans Leip (Hamburgo, 22 de septiembre de 1893 – Fruthwilen, cerca de Frauenfeld, Turgovia, Suiza, 6 de junio de 1983), tras ser trasladado durante la Primera Guerra Mundial al frente ruso, compuso una poesía en la que recordaba a su novia, Lilí, hija de un tendero de ultramarinos de su ciudad natal, y en la que narraba cómo se despedían ambos bajo una farola junto al portalón del cuartel. Según unos la segunda parte del nombre la tomó del de la novia de un amigo, mientras que según otros era el nombre de una joven enfermera que habría conocido en su puesto de centinela.
Los poemas de Leip fueron publicados en una colección el año 1937 y llamaron la atención del compositor Norbert Schultze (Brunswick, 1911 – 17 de octubre de2002), ya por entonces un reconocido autor cuyas composiciones habían tenido una gran acogida por parte de la crítica y el público alemanes. El poema de Leip se titulaba Das Lied eines jungen Soldaten auf der Wacht ('La canción de un joven soldado de guardia') y Schultze le puso música ese mismo año con el nombre Das Mädchen unter der Laterne ('La chica bajo la farola') y no con el que ha pasado a la historia.
La canción fue estrenada al año siguiente, interpretada, aunque en un principio se negó a ello, por la famosa cantante Lale Andersen pero al principio no tuvo éxito, vendiéndose apenas 700 ejemplares del disco. Sin embargo, dos años más tarde, en 1940, ya comenzada la Segunda Guerra Mundial, un suboficial de una compañía acorazada alemana de reconocimiento que tenía el disco la dejó oír un día en una reunión informal en el cuartel y gustó tanto a sus compañeros que fue adoptada como canción de la compañía. El grupo fue enviado en la primavera de 1941 al frente del norte de África, formando parte del Afrika Korps, el cuerpo de ejército comandado por el Mariscal de campo Erwin Rommel.
Frente al cuartel,
delante del portón,
había una farola,
y aún se encuentra allí.
Allí volveremos a encontrarnos,
bajo la farola estaremos.
Como antes, Lili Marleen.
Nuestras dos sombras
parecían una sola.
Nos queríamos tanto
que daba esa impresión.
Y toda la gente lo verá,
cuando estemos bajo la farola.
Como antes, Lili Marleen.
Pronto llama el centinela
"Están pasando revista
Esto te va a costar tres días"
Camarada, ya voy
Entonces nos decíamos adiós
Me habría ido encantado contigo
contigo, Lili Marleen
Ella conocía tus pasos
tu elegante andar
todas las tardes ardía
aunque ya me había olvidado
Y si me pasara algo
¿Quién se pondría bajo la farola
contigo?, Lili Marleen
Desde el espacio silencioso
Desde las tierras de la tierra
Me mantienen como en un sueño
tus adorables labios
Cuando la niebla nocturna se arremoline
yo estaré en la farola
Como antes, Lili Marleen
Los poemas de Leip fueron publicados en una colección el año 1937 y llamaron la atención del compositor Norbert Schultze (Brunswick, 1911 – 17 de octubre de2002), ya por entonces un reconocido autor cuyas composiciones habían tenido una gran acogida por parte de la crítica y el público alemanes. El poema de Leip se titulaba Das Lied eines jungen Soldaten auf der Wacht ('La canción de un joven soldado de guardia') y Schultze le puso música ese mismo año con el nombre Das Mädchen unter der Laterne ('La chica bajo la farola') y no con el que ha pasado a la historia.
La canción fue estrenada al año siguiente, interpretada, aunque en un principio se negó a ello, por la famosa cantante Lale Andersen pero al principio no tuvo éxito, vendiéndose apenas 700 ejemplares del disco. Sin embargo, dos años más tarde, en 1940, ya comenzada la Segunda Guerra Mundial, un suboficial de una compañía acorazada alemana de reconocimiento que tenía el disco la dejó oír un día en una reunión informal en el cuartel y gustó tanto a sus compañeros que fue adoptada como canción de la compañía. El grupo fue enviado en la primavera de 1941 al frente del norte de África, formando parte del Afrika Korps, el cuerpo de ejército comandado por el Mariscal de campo Erwin Rommel.
Frente al cuartel,
delante del portón,
había una farola,
y aún se encuentra allí.
Allí volveremos a encontrarnos,
bajo la farola estaremos.
Como antes, Lili Marleen.
Nuestras dos sombras
parecían una sola.
Nos queríamos tanto
que daba esa impresión.
Y toda la gente lo verá,
cuando estemos bajo la farola.
Como antes, Lili Marleen.
Pronto llama el centinela
"Están pasando revista
Esto te va a costar tres días"
Camarada, ya voy
Entonces nos decíamos adiós
Me habría ido encantado contigo
contigo, Lili Marleen
Ella conocía tus pasos
tu elegante andar
todas las tardes ardía
aunque ya me había olvidado
Y si me pasara algo
¿Quién se pondría bajo la farola
contigo?, Lili Marleen
Desde el espacio silencioso
Desde las tierras de la tierra
Me mantienen como en un sueño
tus adorables labios
Cuando la niebla nocturna se arremoline
yo estaré en la farola
Como antes, Lili Marleen
jueves, 6 de octubre de 2011
Leyenda
Andando distraidamente por un Centro Comercial, con una amiga violinista, entre el murmullo de las conversaciones, el ruido de los altavoces, la gente caminando, mi amiga dice de pronto:
- No es maravilloso?, Oyes ese piano?
La verdad es que no oía nada, pero es cierto, entre todo ese barullo surgía el sonido de un piano. Pensé que era una grabacion, pero mi amiga dijo que no, que era en vivo.
Siguiendo el sonido de la musica, una sonata de Chopin, fuimos buscando el lugar de donde provenía, y ahora que prestaaba atencion parecía como si todos los demas sonidos hubieran desaparecido.
Llegamos a la zona del restaurante, y alli entre el bullicio de la gente comiendo, hablando y leyendo el periodico, estaba el piano y el pianista. Tocaba otras dos sonatas de Chopin, y después Schubert y Mozart. Tendría como unos treinta años, dicía una placa que era un musico de Georgia.
Mirándole tocar estaba segura de que realmente no estaba allí. Sus manos compartían con todos el amor, el alma, el entusiasmo, lo mejor de si mismo, sus años de estudio, de concentracion, de disciplina.
Pero parecía no haber entendido una cosa: los que venían aqui no vienen a escucharlo, sino a comprar, pasear....
Al pianista eso no le interesaba, seguía conversando con los angeles de Mozart, tampoco notaba que solo dos personas le escuchaban, una de ellas, violinista, lo hacía con lagrimas en los ojos.
Viéndole tocar asi, con tanta entrega como si estuviera en la Opera de Paris o la Scala de Milan, sentí un profundo respeto por el y a la vez me recordó que cada uno tiene una leyenda personal que cumplir y punto final. No importa si los demas te apoyan, te critican, no te hacen caso o te toleran: tu haces aquello porque es tu destino en este mundo, es la fuente de toda alegria.
El pianista terminó la pieza de Mozart y levantó la cabeza del piano, por primera vez notó nuestra presencia y nos saludó con un discreto movimiento de cabeza. Y enseguida volvió a tocar su piano.
- No es maravilloso?, Oyes ese piano?
La verdad es que no oía nada, pero es cierto, entre todo ese barullo surgía el sonido de un piano. Pensé que era una grabacion, pero mi amiga dijo que no, que era en vivo.
Siguiendo el sonido de la musica, una sonata de Chopin, fuimos buscando el lugar de donde provenía, y ahora que prestaaba atencion parecía como si todos los demas sonidos hubieran desaparecido.
Llegamos a la zona del restaurante, y alli entre el bullicio de la gente comiendo, hablando y leyendo el periodico, estaba el piano y el pianista. Tocaba otras dos sonatas de Chopin, y después Schubert y Mozart. Tendría como unos treinta años, dicía una placa que era un musico de Georgia.
Mirándole tocar estaba segura de que realmente no estaba allí. Sus manos compartían con todos el amor, el alma, el entusiasmo, lo mejor de si mismo, sus años de estudio, de concentracion, de disciplina.
Pero parecía no haber entendido una cosa: los que venían aqui no vienen a escucharlo, sino a comprar, pasear....
Al pianista eso no le interesaba, seguía conversando con los angeles de Mozart, tampoco notaba que solo dos personas le escuchaban, una de ellas, violinista, lo hacía con lagrimas en los ojos.
Viéndole tocar asi, con tanta entrega como si estuviera en la Opera de Paris o la Scala de Milan, sentí un profundo respeto por el y a la vez me recordó que cada uno tiene una leyenda personal que cumplir y punto final. No importa si los demas te apoyan, te critican, no te hacen caso o te toleran: tu haces aquello porque es tu destino en este mundo, es la fuente de toda alegria.
El pianista terminó la pieza de Mozart y levantó la cabeza del piano, por primera vez notó nuestra presencia y nos saludó con un discreto movimiento de cabeza. Y enseguida volvió a tocar su piano.
lunes, 3 de octubre de 2011
Premios Ig Nobel 2011
Un año más tenemos con nosotros los premios Ig Nobel, aquellos que se dan a aquellos logros que primero hacen que la gente se ría y luego piense, y que este año han sido otorgados en las categorías de:
• Fisiología: para Anna Wilkinson, Natalie Sebanz, Isabella Mandl y Ludwig Huber por su estudio «Ausencia de evidencia de contagio del bostezo en la tortuga terrestre de patas rojas».
• Química: para Makoto Imai, Naoki Urushihata, Hideki Tanemura, Yukinobu Tajima, Hideaki Goto, Koichiro Mizoguchi y Junichi Murakami por determinar la intensidad ideal del wasabi (condimento japonés) en forma de aerosol para despertar a las personas en caso de incendio u otra emergencia, y por aplicar esta información al diseño de una alarma por wasabi.
• Medicina: para Mirjam Tuk, Debra Trampe y Luk Warlop (of BELGIUM), compartido con Matthew Lewis, Peter Snyder y Robert Feldman, Robert Pietrzak, David Darby, y Paul Maruff, por demostrar que las personas toman mejores decisiones acerca de algunas cosas –pero peores acerca de otras— cuando tienen una necesidad perentoria de orinar.
• Psicología: para Karl Halvor Teigen de la Universidad de Oslo por intentar comprender por qué la gente suspira en el día a día.
• Literatura: para John Perry, de la Universidad de Stanford, por su Teoría de la Procrastinación Estructurada, que dice: «Para conseguir grandes resultados, trabaja siempre en algo importante, usándolo como forma de evitar hacer algo que sea aún más importante».
• Biología: para Darryl Gwynne y David Rentz por descubrir que cierto tipo de escarabajo se aparea con cierto tipo de botella de cerveza australiana.
• Física: Philippe Perrin, Cyril Perrot, Dominique Deviterne, Bruno Ragaru y Herman Kingma por determinar por qué los lanzadores de disco se marean mientras que los de martillo no lo hacen.
• Matemáticas: para Dorothy Martin (quien predijo que el mundo se acabaría en 1954), Pat Robertson (quien predijo que el mundo se acabaría en 1982), Elizabeth Clare Prophet (quien predijo que el mundo se acabaría en 1990), Lee Jang Rim (quien predijo que el mundo se acabaría en 1992), Credonia Mwerinde (quien predijo que el mundo se acabaría en 1999), y Harold Camping (quien predijo que el mundo se acabaría el 6 de septiembre de 1994 y más tarde dijo que se acabaría el 21 de octubre de 2011) por enseñar a todo el mundo a ser cuidadoso a la hora de hacer asunciones y cálculos matemáticos.
• Paz: para Arturas Zuokas, el alcalde de Vilna, por demostrar que el problema de los coches de lujo mal aparcados se puede solucionar aplastándolos con una tanqueta.
• Seguridad pública: para John Senders de la Universidad de Toronto, Canadá, por llevar a cabo una serie de experimentos en los que una persona conducía un coche por una autopista mientras un visor se bajaba y subía delante de su cara, impidiéndole ver.
• Fisiología: para Anna Wilkinson, Natalie Sebanz, Isabella Mandl y Ludwig Huber por su estudio «Ausencia de evidencia de contagio del bostezo en la tortuga terrestre de patas rojas».
• Química: para Makoto Imai, Naoki Urushihata, Hideki Tanemura, Yukinobu Tajima, Hideaki Goto, Koichiro Mizoguchi y Junichi Murakami por determinar la intensidad ideal del wasabi (condimento japonés) en forma de aerosol para despertar a las personas en caso de incendio u otra emergencia, y por aplicar esta información al diseño de una alarma por wasabi.
• Medicina: para Mirjam Tuk, Debra Trampe y Luk Warlop (of BELGIUM), compartido con Matthew Lewis, Peter Snyder y Robert Feldman, Robert Pietrzak, David Darby, y Paul Maruff, por demostrar que las personas toman mejores decisiones acerca de algunas cosas –pero peores acerca de otras— cuando tienen una necesidad perentoria de orinar.
• Psicología: para Karl Halvor Teigen de la Universidad de Oslo por intentar comprender por qué la gente suspira en el día a día.
• Literatura: para John Perry, de la Universidad de Stanford, por su Teoría de la Procrastinación Estructurada, que dice: «Para conseguir grandes resultados, trabaja siempre en algo importante, usándolo como forma de evitar hacer algo que sea aún más importante».
• Biología: para Darryl Gwynne y David Rentz por descubrir que cierto tipo de escarabajo se aparea con cierto tipo de botella de cerveza australiana.
• Física: Philippe Perrin, Cyril Perrot, Dominique Deviterne, Bruno Ragaru y Herman Kingma por determinar por qué los lanzadores de disco se marean mientras que los de martillo no lo hacen.
• Matemáticas: para Dorothy Martin (quien predijo que el mundo se acabaría en 1954), Pat Robertson (quien predijo que el mundo se acabaría en 1982), Elizabeth Clare Prophet (quien predijo que el mundo se acabaría en 1990), Lee Jang Rim (quien predijo que el mundo se acabaría en 1992), Credonia Mwerinde (quien predijo que el mundo se acabaría en 1999), y Harold Camping (quien predijo que el mundo se acabaría el 6 de septiembre de 1994 y más tarde dijo que se acabaría el 21 de octubre de 2011) por enseñar a todo el mundo a ser cuidadoso a la hora de hacer asunciones y cálculos matemáticos.
• Paz: para Arturas Zuokas, el alcalde de Vilna, por demostrar que el problema de los coches de lujo mal aparcados se puede solucionar aplastándolos con una tanqueta.
• Seguridad pública: para John Senders de la Universidad de Toronto, Canadá, por llevar a cabo una serie de experimentos en los que una persona conducía un coche por una autopista mientras un visor se bajaba y subía delante de su cara, impidiéndole ver.
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