Hace años me puse a investigar crímenes en una época que me interesaba, hace un siglo. Entre mis objetivos buscaba saber en qué consiste la maldad, si existe realmente. A estas alturas he encontrado crímenes caracterizados por la ignorancia, la deshumanización que proviene de la necesidad, del afán de poder sobre alguien más débil.
Quizá en este último punto he encontrado la mayor fuente de maldad: cuando el poderoso siega la vida o hace un daño innecesario a alguien más débil (niño, mujer, sobre todo). Cuando no hay excusa en la ignorancia o la necesidad, surge la pura maldad de una persona, ese aspecto aborrecible del ser humano.
Criminales hay muchos, pero maldad no hay tanta, afortunadamente. Debo decir que en este episodio del parque de Mª Luisa hay maldad en estado puro, una maldad que a todo bien nacido le revuelve el estómago.
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