«La vida en una ciudad está extrañamente desconectada del universo; los edificios levantados por el hombre han tomado el lugar de los valles y las montañas, y el estruendo del tráfico ha sustituido al de los turbulentos arroyos. De noche apenas si se ven las estrellas, por más que uno lo desee, porque las luces de la ciudad son demasiado brillantes; y durante el día el cielo está limitado y aprisionado. Con los habitantes de la ciudad ocurre algo definido: son sutiles y civilizados, tienen iglesias y museos, confiterías y teatros, hermosos vestidos e innumerables tiendas. Por todas partes hay gente, en las calles, en las fábricas, en las habitaciones. Una nube atraviesa el cielo, y casi nadie la mira. Hay precipitación y tumulto.»
Jiddu Krishnamurti, Comentarios sobre el vivir, Tomo I.
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