martes, 12 de septiembre de 2017

“La desigualdad social perjudica a todos (…) En los países más desiguales las clases altas también tienen una esperanza de vida menor y peor salud. La salud empieza por el bienestar mental (…) y la obsesión por triunfar económicamente provoca ansiedad en todas las capas sociales. Los países justos no la viven así. (…) Un estrés muy alto envejece prematuramente y degrada el sistema inmunitario y la cognición (…) Por ejemplo, la presión por ser rico causa un stress que a unos les deprime y a otros les vuelve individualistas y competitivos hasta el narcisismo (…) Esa ansiedad y el temor a ser perdedores y pobres afecta a todas las clases sociales y propicia conductas compulsivas y adictivas, como el alcoholismo, el juego o el consumismo (…) Hay que cambiar de cultura. El problema de los sistemas impositivos es que favorecen a los ricos. Y los políticos están más protegidos de la desigualdad que el resto.”
Kate Pickett
Médico, estadística y socióloga. Catedrática y profesora de epidemiología en la Universidad de York: investiga la relación entre desigualdad social, salud y bienestar.



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