A pié van mis suspiros
camino de mi bien.
Antes de que ellos lleguen
yo llegaré.
Mi corazón con alas
mis suspiros a pié.
Abierta ten la puerta
y abierta el alma ten.
Antes de que ellos lleguen
yo llegaré.
Mi corazón con alas
mis suspiros a pié.
Antonio Gala
Si fuese posible curar las penas con el llanto y resucitar a los muertos con las lágrimas, el oro sería menos valioso que la tristeza. Sófocles, Escirios. Frag 510
jueves, 24 de febrero de 2011
lunes, 21 de febrero de 2011
Un viejo olmo
Hoy, venía pensando en como contar la historia de un árbol. Debería ser una historia alegre, hermosa y bonita, es la de un árbol conocedor de muchas historias, las muchas que ha visto y compartido con muchas personas en secreto, en su, posiblemente, corta vida.
Vivía al lado de una era, debajo de su fronda, en su recio tronco, sobre el tocón de una rama vieja, se colgaba el botijo que saciaba la sed, permitía, a trilladoras y trilladores, cuando las caballerías daban vueltas y vueltas arrastrando el trillo que quebrantaba la mies, echar una miaja de descanso bajo su sombra liando un cigarro que les ayudaba a abrirse y a contarse sus problemas, o a hacerse un requiebro mientras esperaban para poder aventar la parva y recoger el grano; también sabe de las fiestas, con meriendas de "tajás" de la orza y vino con porrón, y de los bailes y cantes picajosos y provocadores, con guitarra y acordeón, de la gente del monte al terminar la trilla; igualmente sabe, de los juegos y de los descubrimientos de nosotros, los primos y primas, que en aquellos años de nuestra pubertad, averiguábamos, cuando nos reuníamos a su alrededor, contándonos, en cuchicheos nuestros secretos; es la historia de un olmo, del olmo de Casa Quemá, el de la era de Casa Quemá, en la sierra de Ayora, donde pasé, como digo, junto a mis hermanos y primos, mis primeros diez y ocho o veinte veranos y me aficioné a la caza y a querer y a descubrir la naturaleza.
Y tengo que llorar, o mejor recordar con cariño a ese olmo, un olmo frondoso, enhiesto y desafiante; lleno de belleza, majestuoso y acogedor, marcando altivo su lugar al divisarse desde la lejanía en un monte cubierto de pinos, romeros, jedreas, aliagas y carrascones, sobresalía por encima de los pinos y de las rugosas y duras carrascas, sirviendo de parada a torcaces, tórtolas, jilgueros y verderones que cruzaban por el cielo y a los milanos y halcones que desde su altura oteaban su entorno de caza, que un día enfermó de tristeza cuando los tractores suplantaron a las caballerías, y las cosechadores y trilladoras a la era que perdió su jolgorio y ajetreo en la época de trilla, pasando a servir de trastero de aperos metálicos, fríos e inertes, con los que el olmo no podía compartir nada, y además, nosotros al ir haciéndonos mayores, fuimos cogiendo otros derroteros donde pasar los veranos, abandonándolo a su suerte.
Hace unos días pasé cerca de él y al mirarlo me emocioné. El olmo había muerto. Sabía que hacía años estaba perdiendo sus hojas que se habían vuelto amarillentas; dijeron que un rayo en una tormenta le había roto una rama dejándolo malherido, que una enfermedad estaba acabando con todos los olmos, yo sé que no, que el olmo ha muerto de nostalgia, lleno de tristeza por culpa de la soledad. ¡Que pena!
Vivía al lado de una era, debajo de su fronda, en su recio tronco, sobre el tocón de una rama vieja, se colgaba el botijo que saciaba la sed, permitía, a trilladoras y trilladores, cuando las caballerías daban vueltas y vueltas arrastrando el trillo que quebrantaba la mies, echar una miaja de descanso bajo su sombra liando un cigarro que les ayudaba a abrirse y a contarse sus problemas, o a hacerse un requiebro mientras esperaban para poder aventar la parva y recoger el grano; también sabe de las fiestas, con meriendas de "tajás" de la orza y vino con porrón, y de los bailes y cantes picajosos y provocadores, con guitarra y acordeón, de la gente del monte al terminar la trilla; igualmente sabe, de los juegos y de los descubrimientos de nosotros, los primos y primas, que en aquellos años de nuestra pubertad, averiguábamos, cuando nos reuníamos a su alrededor, contándonos, en cuchicheos nuestros secretos; es la historia de un olmo, del olmo de Casa Quemá, el de la era de Casa Quemá, en la sierra de Ayora, donde pasé, como digo, junto a mis hermanos y primos, mis primeros diez y ocho o veinte veranos y me aficioné a la caza y a querer y a descubrir la naturaleza.
Y tengo que llorar, o mejor recordar con cariño a ese olmo, un olmo frondoso, enhiesto y desafiante; lleno de belleza, majestuoso y acogedor, marcando altivo su lugar al divisarse desde la lejanía en un monte cubierto de pinos, romeros, jedreas, aliagas y carrascones, sobresalía por encima de los pinos y de las rugosas y duras carrascas, sirviendo de parada a torcaces, tórtolas, jilgueros y verderones que cruzaban por el cielo y a los milanos y halcones que desde su altura oteaban su entorno de caza, que un día enfermó de tristeza cuando los tractores suplantaron a las caballerías, y las cosechadores y trilladoras a la era que perdió su jolgorio y ajetreo en la época de trilla, pasando a servir de trastero de aperos metálicos, fríos e inertes, con los que el olmo no podía compartir nada, y además, nosotros al ir haciéndonos mayores, fuimos cogiendo otros derroteros donde pasar los veranos, abandonándolo a su suerte.
Hace unos días pasé cerca de él y al mirarlo me emocioné. El olmo había muerto. Sabía que hacía años estaba perdiendo sus hojas que se habían vuelto amarillentas; dijeron que un rayo en una tormenta le había roto una rama dejándolo malherido, que una enfermedad estaba acabando con todos los olmos, yo sé que no, que el olmo ha muerto de nostalgia, lleno de tristeza por culpa de la soledad. ¡Que pena!
viernes, 18 de febrero de 2011
Xabier Lete
Un gran poeta vasco que se marchó. Ahora descansa en paz, en su tierra aún sin paz.
Poeta hoiek
Gizona kartzelan sartu dute
Zer esan du?
Zer egin du?
Semeentzat ogia eskatu du.
Eta poeta
etxean gelditu da,
ateak itxita.
Gizona zigorrez jo dute
Zer esan du?
Zer egin du?
Guziontzat egia eskatu du.
Eta poeta
kalean gelditu da,
begiak itxita.
Gizona kartzelan hantxen dago.
Zer esan zun?
Zer egin zun?
Justizia pixka bat eskatu zun.
Eta poeta
ixilik gelditu da
beldurrak eraginda.
Ai, poeta:
Gogorra izango da
zuretzat
askatasun eguna!
Esos poetas
Han metido al hombre en la cárcel
¿Qué ha dicho?
¿Qué ha hecho?
Ha pedido el pan para sus hijos.
Y el poeta
se ha quedado en casa
con las puertas cerradas.
Han pegado al hombre con un látigo.
¿Qué ha dicho?
¿Qué ha hecho?
Ha pedido el pan para todos nosotros.
Y el poeta
se ha quedado en la calle,
con los ojos cerrados.
El hombre está en esa cárcel.
¿Qué dijo?
¿Qué hizo?
Pidió un poco de justicia.
Y el poeta
se queda en silencio,
movido por el miedo.
¡Ay, poeta:
será duro
para ti
el día de la libertad!
XABIER LETE
(Traducción de Gustavo Sierra Fernández)
Poeta hoiek
Gizona kartzelan sartu dute
Zer esan du?
Zer egin du?
Semeentzat ogia eskatu du.
Eta poeta
etxean gelditu da,
ateak itxita.
Gizona zigorrez jo dute
Zer esan du?
Zer egin du?
Guziontzat egia eskatu du.
Eta poeta
kalean gelditu da,
begiak itxita.
Gizona kartzelan hantxen dago.
Zer esan zun?
Zer egin zun?
Justizia pixka bat eskatu zun.
Eta poeta
ixilik gelditu da
beldurrak eraginda.
Ai, poeta:
Gogorra izango da
zuretzat
askatasun eguna!
Esos poetas
Han metido al hombre en la cárcel
¿Qué ha dicho?
¿Qué ha hecho?
Ha pedido el pan para sus hijos.
Y el poeta
se ha quedado en casa
con las puertas cerradas.
Han pegado al hombre con un látigo.
¿Qué ha dicho?
¿Qué ha hecho?
Ha pedido el pan para todos nosotros.
Y el poeta
se ha quedado en la calle,
con los ojos cerrados.
El hombre está en esa cárcel.
¿Qué dijo?
¿Qué hizo?
Pidió un poco de justicia.
Y el poeta
se queda en silencio,
movido por el miedo.
¡Ay, poeta:
será duro
para ti
el día de la libertad!
XABIER LETE
(Traducción de Gustavo Sierra Fernández)
domingo, 13 de febrero de 2011
Adoctrinamiento
Terrible, crecer con esas ideas tan desequilibrantes. Es la primera parte de un documental terrible que podéis ver entero si os interesa. Pero el detalle de satisfacción de los adoctrinadores ante la respuesta de los niños es la viva imagen de la maldad!
miércoles, 9 de febrero de 2011
Cosmos
Cuando era joven miraba al cielo y buscaba en las estrellas la razón
de mi vida. Esta música de fondo acompañaba mi pensamiento.
Han pasado los años y hoy me digo que al final la encontré. Ya no
tengo miedo a nada, ya nada ni nadie podrá traerme tristezas y solo
tengo sonrisas para el resto de mis días. Pero sigo mirando al cielo
lugar que de alguna forma he tocado en esta vida.
de mi vida. Esta música de fondo acompañaba mi pensamiento.
Han pasado los años y hoy me digo que al final la encontré. Ya no
tengo miedo a nada, ya nada ni nadie podrá traerme tristezas y solo
tengo sonrisas para el resto de mis días. Pero sigo mirando al cielo
lugar que de alguna forma he tocado en esta vida.
lunes, 7 de febrero de 2011
Terrible escena
Terrible y breve escena sucedida en el Cairo hace una semana. La información dice que es un coche del cuerpo diplomático pero no puedo creerlo.
jueves, 3 de febrero de 2011
Lascia Chio Pianga
Una de las arias más hermosas de Haendel, de la ópera Rinaldi.
Deja que llore
mi cruel suerte,
y que suspire
por la libertad;
y que suspire...
y que suspire...
por la libertad.
El dolor infringe
este sesgo
de mi martirio
sólo por piedad;
de mi martirio
sólo por piedad.
Deja que llore
mi cruel suerte,
y que suspire
por la libertad;
y que suspire...
y que suspire...
por la libertad.
Deja que llore
mi cruel suerte,
y que suspire
por la libertad;
y que suspire...
y que suspire...
por la libertad.
El dolor infringe
este sesgo
de mi martirio
sólo por piedad;
de mi martirio
sólo por piedad.
Deja que llore
mi cruel suerte,
y que suspire
por la libertad;
y que suspire...
y que suspire...
por la libertad.
miércoles, 2 de febrero de 2011
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