Cuenta la leyenda, que los habitantes de Tana Toraja, una región interior de Indonesia, eran temerosos de morir lejos de su zona natal, ya que la dificultad de los caminos obligaba a contratar a un mago que los resucitase para que ellos mismos anduviesen hasta su propia tumba. Esta leyenda se ilustra en las redes sociales con desagradables fotos como las de arriba. Pero en realidad, lo que muestran es un ancestral ritual que todavía hoy perdura.
La muerte para los habitantes de Tana Toraja no tiene el mismo significado que para nosotros. Cuando una persona muere, se hace una celebración en la que se sacrifican animales y se invita al pueblo entero, para despedir al difunto y acompañarlo en su viaje hacia una vida mejor. Las risas y el jolgorio se mezcla con los chillidos agónicos de los animales siendo sacrificados. Al acabar la ceremonia, los cuerpos se meten en cajas de madera, y se colocan en huecos escarbados en lo alto de una pared rocosa, para evitar que el olor llegue a las casas.
Cada pocos años, los habitantes extraen las cajas de los muertos para limpiarlos, en una ceremonia conocida como Ma ‘Nene’, donde además de limpiarlos, se les cambia de ropa y se repara o sustituye la caja si es necesario.
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