sábado, 10 de octubre de 2015

Refugiados

Y ese malecón. Y ese muchacho. Qué mirará ese muchacho, a dónde le llevará la mirada. Seguramente le llevará a sus propios pensamientos. Quién sabe. A lo mejor a saber de aquella montaña lejana. Quizás a lo que haya detrás. Quizás hacia su propio destino. Tal vez, como ese carro que espera ser arrastrado, o como esas barcas amarradas en la bahía, a que alguien las suelte para volver a ser libres. No sé...

Decía Claudio Rodríguez, que nadie es poeta, porque no existen carnets de poetas. Es poeta aquel que los demás quieren sentir o creer que son realmente poetas. Y paseando por el patio de aquel instituto de Baeza donde Machado dio clases. Me preguntaba cómo es posible que alguien que se hace llamar poeta, pueda tener pensamientos tan lejanos a la propia poesía. Claudio Rodriguez tenía razón. No hay carnet de poetas... ni la poesía puede ser nación de nadie.

Y yo, como tú, como el muchacho, también busco detrás de la montaña...


REFUGIADOS

De nada sirve huir
de nuestra condición de refugiados.
Octubre llegará tarde o temprano.
Habremos de jugar, a la intemperie,
bajo el plomo y la lluvia de los días,
la guerra inusitada de los cuerpos,
la batalla naval de la distancia
entre nosotros y nosotros mismos.
No hay vacio posible cuando habitas
el rincón más profundo del vacío.
Un día los teléfonos anuncian
que hay que sobrevivir... y sobrevives.
Sobrevives en letras incambiables,
en la sombra vetusta de los nombres,
en los trenes de largo recorrido,
en las manos que nunca se tocaron,
en la oblicua mirada de la gente
a la que no devuelvo la mirada
(será porque la gente me da miedo.
Les veo respirar, emerge en ellos
la exhaustiva derrota de la carne,
la lenta rendición de su mutismo).
Consumo el mismo oxigeno
que respiran, ajenas, las gaviotas.
Atardezco a este lado de los hierros,
a este lado del aire, en esta atmósfera
tan fieramente mía,
tan oculta de todos y de todo,
y no abuso de toda mi importancia,
tan solo me recreo en el silencio,
en la voz apagada de mi ruina
milimétricamente calculada.

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