Con los hilos de la luna
(Liuba María Hevia)
El recuerdo viene a mí
filtrado rayo de luna,
y me conmueve la cuna
humilde donde nací.
Jesús Orta Ruiz (Indio Naborí)
Mi abuelo llegó en un barco, pero se trajo la luna
dibujada en un pañuelo que luego colgó en mi cuna.
La inmensa luna diamante era la mejor fortuna
que acompañó al emigrante de aquella España lorquiana y dura.
Cantaba con ese acento que tanto lo distinguía,
risueño me revelaba la copla que así decía:
"Niña, nunca te enamores si hay luna cuarto menguante
que puede robarte el sueño un asturiano emigrante".
No sé si he podido ser lo que él soñó que yo fuera,
lo cierto es que, mire usted, mi abuelo fue mi primera escuela,
puso raíz en el puerto y estrenó bajo una ceiba
las alas del papalote que me llevaban hasta su tierra.
Mi abuelo tejió mi hamaca con los hilos de la luna,
mi abuelo pintó mi infancia con un verdor aceituna.
Se puede viajar el mundo en los ojos de un abuelo
que nos regala la luna dibujada en un pañuelo.
Un día llegué a su tierra y allí me estaba esperando
la luna de aquel dibujo que desde el cielo iba pregonando:
"Niña, nunca te enamores si hay luna cuarto menguante
que puede robarte el sueño un asturiano emigrante".
Niña, nunca te enamores si hay luna cuarto menguante,
que puede robarte el sueño un asturiano emigrante.
Se trajo las sevillanas y el pasodoble elegante
pero se quedó conmigo entonando
"De dónde son los cantantes…"
Abuelo tejió mi hamaca con los hilos de la luna,
artesano de mis alas, carrusel para la altura.
Su sonrisa desafiaba el trueno y el aguacero.
Cuánta ternura cabía bajo las alas de su sombrero.
(Ay luna, luna, lunera, cascabelera fortuna,
abuelo Hevia pintó tu cara para colgarla en mi cuna.)
Mi abuela besó a mi abuelo en luna cuarto menguante;
mi abuela besó el misterio bendito del asturiano emigrante.
Mi abuelo llegó en un barco, pero se trajo la luna
dibujada en un pañuelo que un día colgó en mi cuna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario