Se puede ser optimista, sabiendo que en el transcurso de este año miles de españoles no tendrán ningún tipo de ingresos (porque se les ha agotado la prestación por desempleo o porque han dejado de cobrar la renta mínima) entre el IRPF, hipoteca, agua y gas, cada contribuyente habrá de pagar unos 679 euros más (estimación Federación de Usuarios y Consumidores).
Se puede ser optimista, cuando en este último año han desaparecido más de 37.000 comercios por culpa del freno del consumo (datos Confederación Española de Comercio) O sabiendo que hay hasta un 13% más de directivos que tienen previsto reducir el número de trabajadores durante este primer trimestre de 2012 (Estudio realizado por Manpower-Grup).
Se puede ser optimista, sabiendo que España es el único gran país europeo donde el trabajo en la Administración ha crecido los últimos tres años (hasta un 12,3% acumulado) cuando hasta las economías más endeudadas (Italia, Grecia, Portugal) han reducido la estructura (A la Unión Europea ha caído un 1,8% de media según la Cámara de Barcelona) Desgraciadamente, a veces no se equivoca aquel tópico que asegura que "España es diferente".
Se puede ser optimista, sabiendo que un grupo de expertos considera que la economía española no mostrará unos primeros signos de recuperación hasta el año que viene, para comenzar a crecer en el 2014, Que la economía española se mantendrá estancada y con tasas de paro parecidas a las de 2011.
Con menos o más motivos, el pesimismo está generalizado. Lo demuestra, por ejemplo, la convicción de buena parte de la ciudadanía (un 78%) que creen que el problema laboral no mejorará durante este año 2012 (datos estudio elaborado por Randstad, que marca un incremento del 8% respecto al año pasado) Uno de cada tres españoles confía que se pueda mantener... los otros dos se muestran convencidos que la situación empeorará en Europa. A nivel empresarial, ocho de cada diez empresarios son pesimistas delante de la evolución de la economía este 2012 (lo apunta el barómetro de confianza del Grant Thornton).
Sólo a los peces muertos se los lleva la corriente, un mensaje que en el transcurso de la historia se ha estampado en numerosas paredes con grafitis de todos los colores y lenguas, nos convida ahora a rebelarnos contra una dinámica que, por inercia, se nos lleva.
Sí, se puede ser optimista. O, vaya... nos toca ser optimistas. Nos toca nadar contra esta corriente que parece dispuesta a arrastrar todo lo que encuentra a su paso. Nada más que nuestra tozudez puede frenar de alguna manera esta tendencia. Porque todavía, no estamos muertos.
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