Si fuese posible curar las penas con el llanto y resucitar a los muertos con las lágrimas, el oro sería menos valioso que la tristeza. Sófocles, Escirios. Frag 510
miércoles, 14 de mayo de 2014
Algún día alguien tocará a tu puerta.
No sé si lo habré enviado yo, si seré yo mismo.
Alguien te buscará, alguien que se ha perdido
para preguntarte si le abres, si tiene un lugar junto a ti.
Pasan los días y los meses, transcurre nuestro tiempo,
me acuerdo de un paseo junto al río una tarde,
también de tus lágrimas aquella mañana interminable,
tu traje blanco, mi cara oscura, el sueño trémulo del amor.
Esta tarde pensaba que el día que fuese a morir,
si lo hacía con lentitud y el dolor me respetaba,
me gustaría morir solo, solo y en silencio,
saboreando simplemente el recuerdo de tu mano en la mía.
Todos los días nos perdemos y volvemos a encontrarnos,
no sé qué extraño vaivén es éste que nos alcanza.
Por eso te digo que si algún día alguien toca a tu puerta,
acuérdate de mí, de que quizá ese pobre hombre derrotado sea yo.
Y acógeme
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