Abrió la ventana con la vana esperanza de ver el mar, oler
su salitre y
cegarse con la fuerza de sol sobre la arena de la playa en
una tarde de verano.
Sólo se encontró una pared y una ventana donde ondeaba al
viento cual
vela de palo mayor una vieja sabana tendida al viento. Oyó a su madre
gritarle desde el fondo de la casa. Cerró la
ventana y volvió a soñar con
el mar, sólo el mar.
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