“Todo el mundo ha sentido alguna vez la necesidad de huir. No hay nadie que no haya soñado con alejarse de una realidad incómoda que le rodea. Y muchos han tenido la valentía de cumplir ese sueño. Se han dado cuenta de que la vida abre, afortunadamente, muchos caminos de huida, y han elegido uno, el más ilusionante. Porque a la huida la mueve la ilusión y le sigue la felicidad”, escribe Antonio Pau en el epílogo (Huida y felicidad) de su magnífico Manual de escapología, que publica Trotta y que alcanza estos días la tercera edición.
Un ensayo que se centra en la huida como forma de respuesta ante un entorno hostil, como resultado de una decisión libre y reflexiva que se produce cuando el individuo “se encuentra incómodo en su entorno y opta alejarse de él para refugiarse en un lugar más propicio.”
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