Cuando yo era un niño, de tanto en tanto y de golpe, la luz
se iba en casa y nos dejaba a oscuras y en silencio. Era un momento mágico. La
televisión enmudecía de repente y todo a mi alrededor se hundía en un negro
intenso que dejaba al mundo mudo y sordo. En la oscuridad y por un instante
sólo se escuchaba las respiraciones agitadas por la confusión. La primera en
reaccionar siempre era mi madre. “vaya, otra vez se nos ha ido la luz”, y
palpando se acercaba al cajón del mueble del comedor donde guardaba algunas
velas y un plato de postre viejo que había quedado huérfano años atrás. Cuando
mi madre encendía la vela, aparecían de nuevo las caras sonrientes de mis
padres y, más allá, todo un universo de sombras que parecían bailar sin
melodía. Yo no tenía miedo y me gustaba sentir a mi alrededor todas esas
figuras etéreas que se movían, pero aún así preguntaba a mi madre si eran
reales, aquellas sombras. Ella siempre decía. “Calro que son reales, las
sombras son reales, si tú las quieres ver; igual que los sueños, que son reales
mientras los sueñas”. Y tenía toda la razón. En algún momento, siempre acababa
por olvidarme de las sombras y la llama de la vela acaparaba toda mi atención.
Bailaba, se movía, a veces parecía crecer y a veces se hacía más pequeña, huía de
mi aliento y, poco a poco, se comía la cera que se posaba mansamente en el plato de postre. Hasta que se apagaba. Pero muy lentamente, sin esfuerzo, como
si supiera que ese era su destino, y por fin descansar. La llama se apagaba
oscureciendo de nuevo las caras de mis padres y borrando las sombras. Y las
sombras dejaban de ser reales escondiéndose de nuevo en la oscuridad. Pero sólo
por un momento, porque sabía que, aunque mi madre cogiera otra vela, volvería
nuevamente a la realidad lo que yo quería encontrar. Con el tiempo descubrí que
las pequeñas llamas se alimentan, sobretodo, con las ganas y el entusiasmo que
le pongamos a las cosas…
Si fuese posible curar las penas con el llanto y resucitar a los muertos con las lágrimas, el oro sería menos valioso que la tristeza. Sófocles, Escirios. Frag 510
lunes, 29 de julio de 2013
domingo, 28 de julio de 2013
Gayo
Valerio Catulo, el primer poeta lírico en Roma, amó a Clodia,
una
mujer casada, que le engañó a la primera de cambio dejándole
destrozado.
Él
se vengó a su manera, la siguió amando a su manera,
que fue dedicándole
unos versos que le dieron fama hasta el día de hoy. ¿Quién se acuerda
de aquella Clodia sino por el nombre (Lesbia) que le dio su amante?
unos versos que le dieron fama hasta el día de hoy. ¿Quién se
de aquella Clodia sino por el nombre (Lesbia) que le dio su amante?
Desgraciado
Catulo, deja de hacer locuras,
y lo
que ves perdido, por ello dalo.
Brillaron
para ti en otro tiempo blancos los soles,
cuando
acudías allá donde quería una muchacha,
amada
por nosotros como no será amada ya ninguna.
Eran
entonces aquellas tantas diversiones
que
deseabas tú y que ella no rehusaba.
Brillaron,
sí, para ti blancos los soles.
Mas
ella ya no quiere, y tú -reprime la pasión-
tampoco
quieras,
ni
vayas tras quien huye, ni vivas desgraciado,
sino
que, duro el ánimo, tente firme. No sientas.
Adiós
muchacha, Catulo ya no siente.
Pues
que no lo deseas, ya no te irá a buscar
ni
te hará ruegos,
pero
tú sufrirás cuando nadie te ruegue.
Ay
de ti, desdichada, ¡qué va a ser de tu vida!
¿Quién
va a estar junto a ti? ¿Quién te verá bonita?
¿Ahora
a quién vas a amar? ¿De quién dirán que eres?
¿A
quién vas a besar? ¿Morderás en qué labios?
Pero Catulo, tú, condenado, no sientas.
martes, 23 de julio de 2013
Hace calor (sé que algunos se van a reír, pero no es una queja, es un hecho) Me gusta sentarme en una terraza donde haya brisa y se vea el mar y ver pasar a la gente. ¡Qué distintos somos unos de otros físicamente! Y luego las voces, las manos gesticulando, la ropa, a veces tan horrible, otras tan elegante. Curioseo. Por eso he observado esos matrimonios sentados solos en la mesa de al lado o paseando cogidos del brazo, peri preparados ambos, serios, con cara de mal humor, a veces ella hablando, mirándole a la cara a él a ver si le está escuchando. Y él con expresión de estar en otro mundo, claramente sin escucharla, aburrido. Les rodea una niebla invisible de tristeza y soledad. Pero van juntos a todas partes e incluso puede que se quieran mucho. En algún momento de sus vidas dejaron de interesarse, los dos o tal vez uno solo. He visto más cosas, historias imaginadas y algunas reales como la vida. Entre sorbo y sorbo de tónica o biter.
miércoles, 17 de julio de 2013
Comprendo que un zapato de tacón alto bien llevado favorece mucho a una mujer con hermosas piernas, sobre todo para el hombre que la mira. En la sociedad de apariencias en que vivimos muchas mujeres están de acuerdo con eso y basan parte de su autoestima en ello. No tengo nada que objetar para quien quiera pagar el precio, pero los pies deben sufrir un montón.
En fin, está claro que nunca me pondré tacones de aguja. Ahora salen estos nuevos diseños de la arquitecta iraní que hizo el malhadado proyecto de biblioteca universitaria en Sevilla.
domingo, 14 de julio de 2013
Tour de France
En el Tour de Francia, hoy se sube el Mont Ventoux. A dos km de la cima, hace casi medio siglo (1967) moría el corredor británico Tom Simpson, campeón mundial que fue de ciclismo dos años antes. Mermado de fuerzas por una infección estomacal, no se le ocurrió otra cosa para pasar la etapa que atiborrarse de barbitúricos y beber brandy antes del comienzo. Con el tremendo calor que hizo y la deshidratación subsiguiente, los barbitúricos fueron mortales. Tal vez con esa muerte comenzó la batalla contra el dopaje.
jueves, 4 de julio de 2013
De Dereck Walkott
Un poema que me ha impresionado porque va más allá de lo que siento, pero preveo confusamente que quizá llegue a sentir así.
Desenlace
Yo vivo solo
al borde del agua sin esposa ni hijos.
He girado en torno a muchas posibilidades
para llegar a lo siguiente:
una pequeña casa a la orilla de un agua gris,
... con las ventanas siempre abiertas
hacia el mar añejo. No elegimos estas cosas.
Mas somos lo que hemos hecho.
Sufrimos, los años pasan,
dejamos caer el peso pero no nuestra necesidad
de cargar con algo. El amor es una piedra
que se asentó en el fondo del mar
bajo el agua gris. Ahora, ya no le pido nada a
la poesía sino buenos sentimientos,
ni misericordia, ni fama, ni Curación. Mujer silenciosa,
podemos sentarnos a mirar las aguas grises,
y en una vida inmaculada
por la mediocridad y la basura
vivir al modo de las rocas.
Voy a olvidar la sensibilidad,
olvidaré mi talento. Eso será más grande
y más difícil que lo que pasa por ser la vida.
Yo vivo solo
al borde del agua sin esposa ni hijos.
He girado en torno a muchas posibilidades
para llegar a lo siguiente:
una pequeña casa a la orilla de un agua gris,
... con las ventanas siempre abiertas
hacia el mar añejo. No elegimos estas cosas.
Mas somos lo que hemos hecho.
Sufrimos, los años pasan,
dejamos caer el peso pero no nuestra necesidad
de cargar con algo. El amor es una piedra
que se asentó en el fondo del mar
bajo el agua gris. Ahora, ya no le pido nada a
la poesía sino buenos sentimientos,
ni misericordia, ni fama, ni Curación. Mujer silenciosa,
podemos sentarnos a mirar las aguas grises,
y en una vida inmaculada
por la mediocridad y la basura
vivir al modo de las rocas.
Voy a olvidar la sensibilidad,
olvidaré mi talento. Eso será más grande
y más difícil que lo que pasa por ser la vida.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)