La ardiente llama del amor consume mis días.
¡La paz de mi alma huyó para siempre!
Su ausencia es mi tumba.
Sin él, todo parece estar de duelo. Mi mente pierde la razón.
Mi corazón se detiene y se hiela.
Su admirable andar, su porte gentil, su dulce sonrisa,
el encanto de sus ojos, su seductora voz que me envuelve,
la caricia de sus manos, y sus besos,
consumen mis días en una llama de amor.
¡La paz de mi alma huyó para siempre!
Si siempre estoy a la ventana o afuera,
es para verlo venir.
Mi corazón se acelera si lo presiente.
¡Si mi ternura pudiera retenerlo! ¡Ardientes caricias!
Quisiera morir entre besos de amor.
¡Exhalar mi alma entre sus besos de amor!
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