Me he despertado pronto, a las 6 de la mañana,
como de costumbre, recordando perfectamente mi sueño. Iba en un autobús en
dirección a Agén (que es población francesa) pero, por error, terminaba en una
casa extraña por la que me paseaba sin rumbo hasta encontrarme con unos
ex-cuñados que apenas me hablaban y una niña pequeña llamada Inma que me seguía
cuando me iba. Se me acercaba y me decía:
- Aunque los demás no te quieran, yo te querré.
Nos abrazamos y añadía:
- Y cuando seas viejecito, yo te cuidaré.
- Ya soy bastante viejecito -le repuse.
- A cambio me tienes que contar cuentos sobre una niña que se pierde en un bosque helado.
Llegamos a ese acuerdo y me fui (me desperté) pensando que tenía que escribir esos cuentos para Inma.
Buscando información sobre "bosques siberianos" encuentro esta extraordinaria historia, casi premonitoria de lo que querría escribir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario