¿Cuál es la relación entre "El amaestrador de tortugas" y este sarcófago egipcio?
Osman Hamdi Bey.
Nacido en la Turquía otomana en 1842, hijo de un visir hecho a sí mismo -la historia de esta familia da para novela- se formó en París, como su padre antes que él, eligiendo las artes plásticas en detrimento de sus estudios en leyes. Se formó como pintor con los orientalistas Jean-Leon Gerome y Gustave Boulanger.
De regreso a Turquía, desempeña varios cargos administrativos, hasta que en 1881 es nombrado director del Museo Imperial Otomano. En 1882 instituye y preside la Academia de Bellas Artes, y con ese poder impulsa e inspira la primera ley turca para la protección de su patrimonio artístico y cultural. Una década antes, el alemán Heinrich Schliemann había localizado y excavado con éxito un yacimiento arqueológico en la costa turca, que inmediatamente identificó con la "Troya" homérica, aunque actualmente no se acepta esa identificación. Schilemann encontró un ajuar, que identificó como "tesoro de Príamo", e hizo que su esposa su esposa exhibiera en varias apariciones públicas tiaras y collares de la Edad del Bronce, "las joyas de Helena", extraídas de ese yacimiento. Esto desató toda una fiebre de aristócratas cazatesoros, a la caza de ciudades mencionadas en el Antiguo Testamento, de la Atlántida y de otras localizaciones cuya identidad original, si es que existió, se pierde entre las nieblas del mito.
Por otro lado, las expediciones napoleónicas a principios del siglo XIX habían supuesto toda una "caza de trofeos" en Egipto, que habían pasado a nutrir el Louvre. En pleno periodo colonial, los británicos también se habían llevado todo lo que habían podido de Grecia y otros lugares bajo dominio turco.
Osman Hamdi Bey impulsó y dirigió en persona las primeras excavaciones arqueológicas sufragadas por el estado turco, muchas veces en medio de una carrera por adelantar a los proto-arqueólogos británicos, franceses y alemanes.
Frente a los tradicionales diletantes, Osman Hamdi Bey fue metódico y dejó un registro documental y gráfico de sus hallazgos y sus soluciones técnicas. Por supuesto, a ojos de la arqueología de hoy TODO MAL, dado que el verdadero valor de un yacimiento está en su contexto. Por eso, la intervención en un yacimiento siempre es destructiva, y no se justifica por la simple adrenalina de la "caza del tesoro", aunque sea para exponerlo en un museo.
Os recomiendo encarecidamente que reviséis las láminas y grabados y fotos de Osman Hamdi Bey, quien también fue pionero en su uso de la fotografía en el contexto arqueológico, en este enlace a su "Una necrópolis real en Sidón", que nos regala la Universidad de Heidelberg http://digi.ub.uni-heidelberg.de/…/hamdybey1892…/0002/thumbs
¡Pero no he hablado de las obras! Me ha resultado cómico leer que Osman Hamdi Bey hacía en su cuadro una alegoría del maestro (él mismo), con paciencia y determinación frente a sus lentos pares y discípulos (las tortugas). No tan bonito leer que los turcos del siglo XVIII usaban a estas tortugas como lámparas móviles, con una vela sobre su caparazón, en sus jardines. Toda la información sobre el cuadro la he sacado de Wikipedia, dado que no es lo que más me interesa de toda esta historia. De hecho, el cuadro sólo era una excusa para llamar vuestra atención.
El sarcófago tiene mucho más que contarnos. Se trata de una obra egipcia, correspondiente a la XXVI dinastía, que debía haber guardado el cuerpo de un alto funcionario. Eso es lo que cuentan los jeroglíficos. Sin embargo, fue hallado en la necrópolis real de la antigua Sidón, importante capital fenicia que, en el año 525 a. C. se alió junto al imperio Persa contra Egipto. El emperador Cambises II y sus aliados vencieron en la Batalla de Pelusium a las tropas egipcias del joven e inexperto faraón Psamético III , y Egipto quedó bajo control persa. Miles de egipcios cayeron en la batalla y posterior purga de las instituciones, y este hermoso sarcófago de diorita (roca volcánica) quedó vacante, para terminar alojando a Tabnit, rey de Sidón.
Como podéis extraer de los grabados de la crónica de la excavación de Osman (aquí, el original en francés http://digi.ub.uni-heidelberg.de/…/hamdybey1892…/0001/thumbs), este y otros sarcófagos reales se extrajeron de las cámaras mortuorias para trasladarlos al Museo Imperial (Ahora, Museos Arqueológicos de Estambul). Los británicos habían localizado el complejo funerario y ya había voces clamando en Londres por una expedición que fuera a "preservarlo".
Lo más interesante de toda esta historia, y por lo que llegué hasta ella, viene a continuación: para distinguir al rey del original dedicante del sarcófago, se añadió una inscripción en fenicio, a los pies del sarcófago, que puede apreciarse en la segunda foto. Uno de los ejemplos más ricos de la lengua y escritura fenicia que se han conservado (dado nos han conservados muy pocos documentos, y de estos pocos, muy poca variedad -casi todo son inscripciones fundacionales de colonias, en las que se repiten las mismas fórmulas).
La inscripción dice así (nótese que el fenicio, como buena lengua semítica, se lee de derecha a izquierda):
Y se traduce así:
"Yo, Tabnit, sacerdote de Astarté, rey de Sidón, hijo
de Eshmunazar, sacerdote de Astarté, rey de Sidón, yazgo en este sarcófago.
Quienquiera que seas, cualquier persona que halle este sarcófago,
no, no lo abras y no me perturbes,
pues no hay plata guardada conmigo, no hay oro guardado conmigo, ni ninguna otra cosa de valor,
sólo yo yazgo en este sarcófago.
No, no lo abras y no me perturbes,
pues eso es una abominación para Astarté.
Y si en efecto lo abres y en efecto me perturbas,
no tendrás descendencia entre los que viven bajo el sol,
ni lugar de descanso junto a los antepasados."
Por supuesto, el maestro de tortugas no esperó que se tradujese la inscripción fenicia, años después. Los restos de Tabnit aparecieron "flotando en perfecto equilibro en el líquido de embalsamar". Ahora se exhiben de forma impúdica en una urna de cristal junto al sarcófago. (Facilito enlace de un vídeo grabado en la sala en la que se exhibe, para curiosear / morbosear https://youtu.be/d68a2V0Z-Gg)
A lo mejor las maldiciones no funcionan, o a lo mejor a Astarté (Venus) no le convence eso de compartir monumento con Isis (la Luna), pero en esto Osman también se había adelantado, pues para el momento en el que él y sus sirvientes abrieron el sarcófago, ya era padre de tres.
En 2005 la Suna and İnan Kıraç Foundation adquirió "El amaestrador de tortugas" por 3,5 millones de euros, el récord turco para un pintor nacional.