viernes, 19 de julio de 2019

Gino Bartali

'Tienes que hacer el bien, hijo, pero no hablar de ello, porque si lo haces te estás aprovechando de las desgracias ajenas para tu propio beneficio'.

Hace 105 años se venía al mundo Gino Bartali, humilde familia del campo toscano. Momento complicado para venirse al mundo, recién estrenada la Gran Matanza que ponía a Europa en barbecho para la siguiente.

Gino Bartali. Feo, fuerte y formal. Lo pu...sieron a trabajar en un taller de bicicletas. El dueño del taller le regaló una. Cuando montó en ella por primera vez aún no sabía que ganaría tres veces el Giro y dos veces el Tour. Y un montón de carreras.

Con solo 22 años, Gino Bartali gana su primer Giro. Al año siguiente gana el segundo. Y al año siguiente gana su primer Tour. Mussolini lo convierte en símbolo de la grandeza de la Italia fascista. Una grandeza de blindados, plomo y ciencia homicida con alas que es todo lo contrario a la belleza y simple mecánica de una bicicleta.

La guerra pone fin momentáneo a sus triunfos ciclistas, aunque durante la guerra culminará sus mejores etapas. El conservador y católico Bartali recibe la llamada de su amigo Elia Dalla Costa, cardenal de Florencia habitual en las quinielas para ser Papa. Dalla Costa le propone un plan de entrenamiento para mantener en forma cuerpo y alma. Un plan, eso sí, que entraña sus peligros.

El plan consiste en hacer el trayecto Florencia - Asís, unos 400 kilómetros ida y vuelta, varias veces. En el monasterio de Asís le espera el editor Giorgio Nissim, que utiliza una vieja imprenta para imprimir documentos de identidad falsos. Esos documentos salvarán 800 vidas, 800 personas judías destinadas a los campos de exterminio. Esos documentos viajan ocultos en los tubulares de la bicicleta que pedalea Bartali.

Una red simple y bella como la mecánica de una bicicleta, formada por el cardenal Dalla Costa, el rabino Nathan Cassuto, el padre franciscano Rufino Nicacci, el editor e impresor Nissim y Bartali, ídolo italiano que hizo aquellas interminables etapas salvando controles, algún interrogatorio y algún disparo. Ninguno de los implicados en la red dijo nunca nada mientras vivió.

Los entrenamientos le sirven además para ganar el Giro de 1946, imponiéndose por 47 segundos a una nueva estrella, Fausto Coppi. Con 34 años aún tendría fuerza para ganar su segundo Tour, en 1948, siendo el único ciclista que ha ganado dos veces la ronda francesa con tantos años de diferencia. En 1949, Coppi, joven, ateo, algo anárquico, extrovertido, le gana el Giro al veterano y algo huraño Bartali, tras una prodigiosa escapada de 192 kilómetros en la etapa Cuneo - Pinerolo, 5.000 metros de desnivel subiendo la Madelaine, Vars, Izoard, Montgenévre y Sestriere por caminos de tierra. Ese 1949 Coppi gana también el Tour, cuando tras una caída que le hace perder más de media hora parece dispuesto a abandonar y Bartali le hace reconsiderar esa opción a bofetones.

Gino Bartali se retiró a su tierra natal, a vivir y compartir con sus vecinos, siempre discreto y poco hablador. Murió a los 85 años de edad en mayo del 2000. En 2003, los hijos de Giorgio Nissim encontraron un viejo y polvoriento dietario de su padre. Allí se detallaba el funcionamiento de una red clandestina que funcionaba a pedales y compromiso con la bondad. Decidieron hacerlo público.

Gino Bartali solo se lo había contado a su hijo Andrea a condición de guardarlo en silencio, porque tal como le dijo, 'yo quiero que me recuerden por mis logros deportivos. Los héroes reales son otros, aquellos que sufrieron en su alma, su corazón, su espíritu, su mente, por sus seres queridos. Ellos son los héroes reales. Yo soy solo un ciclista'. Uno de los más grandes.
 
 

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