jueves, 13 de febrero de 2014

La mayoría de las veces queremos información científica aprisa y corriendo, en píldoras. Sin embargo, es un placer leer un libraco detallado sobre el tema que nos interese, bien fundamentado en lo científico.

 En mi caso estoy leyendo algo así sobre la evolución humana. Hoy me he dedicado a nuestros ancestros del Mioceno, hace entre 4 y 7 millones de años. En particular, el Ardipithecus ramidus, muy próximo al momento en que se divide el género Pan (chimpancé) y el Homo. La clave de nuestro desarrollo humano es la bipedia, ya que eso trajo cambios de todo tipo (incluida la estrechez del canal de parto, el hecho de que los bebés nazcan con los huesos sin soldar, etc.). El chimpancé, en cambio, utiliza el nudilleo (caminar sobre los nudillos) mientras que los orangutanes, que se escindieron antes, se cuelgan de las ramas.
 Pues bien, el ardipithecus muestra signos de bipedia pero también de colgarse de las ramas, algo que se consideraba incompatible en ese tiempo, por lo que los restos del ardipithecus han originado una seria controversia científica sobre dónde ubicarlos y si es un homínido o no.


 No me digáis que no tiene una carita dulce...


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