viernes, 2 de enero de 2015

Roque Dalton

Hace frío. No recuerdo muchas navidades así, sin lluvia y con tan bajas temperaturas. Al escribir eso, que hace frío, se me ha venido a la memoria un poema de Roque Dalton, poeta y revolucionario salvadoreño. Murió joven, con 40 años, a manos de sus propios compañeros del Ejército de Liberación del Pueblo. Una muerte absurda, como tantas otras. Y unos versos preciosos:


Y sin embargo, amor, a través de las lágrimas,
yo sabía que al fin iba a quedarme
desnudo en la ribera de la risa.
Aquí,
hoy,
digo:
siempre recordaré tu desnudez en mis manos,
tu olor a disfrutada madera de sándalo
clavada junto al sol de la mañana;
tu risa de muchacha,
o de arroyo,
o de pájaro;
tus manos largas y amantes
como un lirio traidor a sus antiguos colores;
tu voz,
tus ojos,
lo de abarcable en ti que entre mis pasos
pensaba sostener con las palabras.
Pero ya no habrá tiempo de llorar.
Ha terminado
la hora de la ceniza para mi corazón.
Hace frío sin ti,
pero se vive.

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