Bosque de Oma, del pintor y escultor Agustín Ibarrola. Subiendo, desde Santimamiñe, colina arriba. Múltiples maneras, dependiendo de donde te sitúes, de ver el color y la forma. Un bosque encantado por el que se mueven, danzan y ríen pequeños seres míticos a los que nadie puede ver, pero que están ahí.
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