Si fuese posible curar las penas con el llanto y resucitar a los muertos con las lágrimas, el oro sería menos valioso que la tristeza.
Sófocles, Escirios. Frag 510
Con los años me he vuelto escéptico de muchas cosas, gente que promete el oro y el moro, farsantes que intentan embaucarnos, narcisistas que se creen el ombligo del mundo, etc. Me he vido haciendo crítico a todo, le veo las vueltas a las grandes frases, asoma el engaño detrás de muchas convicciones... Sin embargo, hay historias, normalmente de gente joven que da la cara en esta vida, que me emocionan y me hacen tener la seguridad de que siempre hay esperanza.
Éste es el caso de la historia que adjunto, una familia que arrima el hombro por su hija, una hija que responde y sueña y consigue llegar a lo más alto entre carencias. Es un retrato de nuestra España actual, donde tantos jóvenes prometedores se malogran o tienen que escapar del país. Ya sé que hay peligros, que puede ser mucha exigencia fruto de demasiadas expectativas, que los padres sacrificados pueden llegar a ser insufribles, que lo importante es la felicidad de la chiquilla sobre la fama efímera. Pero si la saben llevar ¿qué le espera en su vida? ¿Qué metas puede alcanzar?
Hace ya muchos años, eso cuentan, en Dublín, al terminar una ópera con una actuación femenina especialmente intensa, los más jóvenes esperaban a la cantante a la salida, le cedían paso entre aplausos para que subiera al carruaje que debía llevarla a casa o al hotel y una vez dentro le quitaban las ruedas al carruaje y lo cargaban a hombros hasta su destino entre cánticos. De mantenerse esa sana tradición, a buen seguro que Mayte Martín haría trayectos en coche sin ruedas muy a menudo. Ayer mismo por la noche, en Banyoles, el lago a un lado y un cielo oscuro con relámpagos al fondo para la puesta de largo de 'Tempo rubato', nuevo proyecto con canciones que han crecido en su alma a lo largo de sus últimos veinte años de amores y desamores, que a ella es lo que mejor le sale para llevar a la fragua de su voz y marcarte a fuego mientras la escuchas, abrazado a esa esperanza de la que paseas de la mano...dame tu mano sin temor a equivocarte...canta en un bis de cierre con un público en pie, dispuesto a llevarla a hombros dónde sea, como cargamos las emociones, felices, camino del hotel a velar mi sueño mientras que duerme mí vida, mirarme siempre con la mirada encendía igual que miro yo...
¿No os ha pasado el despertaros con una melodía en la cabeza de la que uno no puede desprenderse en un buen rato? A mí me sucede con cierta frecuencia y las canciones son inesperadas por pertenecer a un pasado muy lejano. Pues esta noche ha sido la voz e imagen de una hermosa Silvana Mangano nada menos, en la película "Anna".
Mi poema favorito del sevillano Luis Cernuda, que fue a morir exiliado en México en el año 1963. Un hombre valiente que en un tiempo lleno de represiones hizo pública desde siempre su homosexualidad. Este poema es tan bonito que duele.
Donde habite el olvido, En los vastos jardines sin aurora; Donde yo sólo sea Memoria de una piedra sepultada entre ortigas Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje Al cuerpo que designa en brazos de los siglos, Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible, No esconda como acero En mi pecho su ala, Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya, Sometiendo a otra vida su vida, Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres, Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo; Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo, Disuelto en niebla, ausencia, Ausencia leve como carne de niño.
Para que luego digan que ser torero no sirve de nada. Imaginad que vais tranquilamente a las 11 de la mañana de un día de enero por la Gran Vía madrileña y os encontráis de cara con un toro de 500 kg embistiendo a todo el que pasa.
Pues eso le sucedió en 1928 al diestro Diego Mazquiarán "Fortuna" con un toro escapado de un camión. Sin que le temblase el pulso, mandó que le trajesen un estoque de su casa y mientras tanto le dio pases con el gabán hasta que pudo terminar con la res. Ahí le tenéis, marcado con una cruz, y posando tan orgulloso.
Hace unos días, por un asunto de herencia de un familiar próximo, volví al lugar donde pasé mi infancia, y donde estoy seguro que es la verdadera patria de una persona, donde se fundamentan todas las sensibilidades y todas las emociones. Hacía muchos años que no volvía, pero cuando llegué allí me quedé helado, yo ya no conocía aquellas calles, todos mis recuerdos habían desparecido, las tiendas donde compré de pequeño permanecían cerradas, con los mismos toldos y los mismos letreros abandonados a su suerte, como fantasmas del pasado, con carteles medio desvencijados por el tiempo de se vende o se alquila. Ni siquiera las personas eran como yo las recordaba,. Me dio la impresión de estar en cualquier otro barrio de cualquier otro país y pensé que ahora mismo a cualquiera de vosotros no podría enseñaros donde viví mi infancia, por donde corrí, donde di mi primer beso, como si me hubieran robado mis recuerdos. Entonces, tuve la sensación que todo lo que viví de niño podía haber sido un recuerdo que nunca existió realmente, como un sueño. No tenía pruebas para decir aquí he estado yo, porque todo estaba cambiado, aunque se mantenía como un esqueleto antiguo. Cuando volví a casa mi mujer me preguntaba si no me había ido bien el viaje, que me notaba extraño. Pero cómo le puedes explicar a alguien que te han robado parte de tu infancia.
El 8 de junio de 1972, la aviación norteamericana bombardea con napalm la aldea de Trang Bang, provocando varias muertes. La población civil huye despavorida por la carretera. Phan Thi Kim Phuc, una niña de 9 años, se ha quitado sus ropas en llamas y huye abrasada por el napalm, desnuda. El napalm genera temperaturas de 800 a 1.200 grados centígrados. El fotógrafo de Associated Press, NIck Ut, capta parte de ese horror con su cámara fotográfica. Acto seguido lleva a la niña al hospital para salvar su vida.
Nick Ut manda su foto y un editor arguye problemas éticos para publicarla porque...muestra un desnudo frontal... La foto se acaba publicando el 12 de junio. Richard Nixon le comenta a su jefe de gabinete que sin duda se trata de una foto trucada. Phan Thi Kim Phuc permaneció 14 meses ingresada en el hospital y ha sido sometida a 17 operaciones de injertos de piel a lo largo de su vida.
Y el insecto voraz no se suicida
sino que enrosca y clava su veneno
hasta que con canción insecticida,
levantando en el aiba mi tintero,
llame a todos los hombres a borrar
al Jefe ensangrentado y embustero,
que mandó por el cielo y por el mar
que no vivieran más pueblos enteros,
pueblos de amor y de sabiduría
que en aquel otro extremo del planeta,
en Vietnam, en lejanas alquerías,
junto al arroz, en blancas bicicletas
fundaban el amor y la alegría:
pueblos que Nixon, el analfabeto,
ni siquiera de nombre conocía
y que mandó matar con un decreto.
Uno de los testigos de un atentado contra Alfonso XIII que tuvo lugar en la calle de Alcalá fue el pintor sevillano Gonzalo Bilbao. Conmovido por la escena contemplada (los tiros, el apresamiento del criminal, las amenazas de linchamiento) dijo que algún día pintaría un cuadro de aquella escena.
No lo hizo. Nacido en 1860, muerto en 1938, es uno de los grandes exponentes de la pintura costumbrista sevillana de entre siglos. Del mismo modo que Ramón Casas pintó por entonces la burguesía catalana y Sorolla la luminosidad mediterránea, Bilbao hizo lo propio con el pueblo andaluz.
Su cuadro más famoso son "Las Cigarreras", trabajadoras de la Fábrica de Tabacos sevillana (hoy Universidad) pero a mí me gusta también el de "La Siega", entre otros muchos.
Leía un artículo sobre el día en que murió Einstein, en 1955, de una rotura de aorta de la que había sido operado 7 años antes. He buscado fotografías sobre él y me han impresionado estas dos. En una se le ve caminando con la mirada baja, tan mayor. La otra es de su despacho tal como lo dejó el día de su muerte. ¡Cuánto trabajo encerrado en esos papeles desordenados, en esa pizarra llena de símbolos!
Chu Ping-man fue a Chili Yi para aprender a matar dragones. Estudió tres años y gastó casi toda su fortuna hasta conocer a fondo la materia. Pero había tan pocos dragones que Chu no encontró dónde practicar su arte. Autor: Chuang Tsé.
Preguntas: ¿Perdió realmente su tiempo y su dinero Chu Ping-man con aquel saber que se reveló inútil? ¿En verdad era inútil?
Manet, un pintor que gustaba de reflejar en su pintura la vida privada del ser humano y en especial aquello que se refiere a las relaciones afectivas o sentimentales de la pareja, nos sitúa la escena de su obra "Dans la serre" (En el invervadero) En dicha escena vemos a una pareja en una actitud, podríamos calificar, tensa. Ella, sentada en un banco de ese invernadero, elegantemente vestida, tiene la mirada clavada en ninguna parte, como indiferente al hombre que, apoyado en el respaldo de ese banco, no se sabe muy bien si la observa o mira, también ausente, el dibujo de las tablas que adornan su vestido. La escena ha sido analizada hasta la saciedad por psicólogos, sociólogos y hasta por oftalmólogos que han creído, estos últimos, observar alguna alteración visual en el individuo y se han elaborado numerosas conjeturas acerca de la posible relación existente entre la pareja y la situación que se está viviendo. Así, se ha llegado a estimar que la pareja es un matrimonio pues ambos llevan un anillo en su mano izquierda aunque los hay que aseguran que la relación puede ser una relación adúltera y que ambos estén casados con otras parejas. El que el hombre esté situado al otro lado del banco significa para muchos la separación ya inevitable. La mano desnuda de ella parece que podría aceptar un acercamiento pero la de él impide, con el puro que sujeta entre sus dedos, ese posible roce que inicie el desbloqueo del momento. Las flores junto a ella, del color de su piel, simbolizan la belleza, el lado femenino. Algunos observadores también rebajan el grado de tensión y ven un toque de humor por parte de Manet en la pose algo chulesca e irónica del hombre mientras observa, sonriente, la expresión de mal genio que mantiene su rígida mujer.
Hoy
hace 10 años se nos moría María del Rocío Trinidad Mohedano Jurado. Sí, qué
pasa, a mí también se me moría la Jurado. Por encima de caricaturas y cuitas
familiares de nulo interés está la mujer que te araña por dentro y te hace
saltar las costuras. La hija de Fernando y Rosario, zapatero y ama de casa,
gente humilde, aficionado al cante él, aficionada a la canción española ella, y
claro, la niña se subía a un bordillo y se echaba a cantar, que es como algunos
echan a volar por aquí abajo.
Más
allá de los vestidos imposibles y la finca Yerbabuena hay mucho barrio en
aquella niña que a los 15 años, huérfana de padre, ayudaba en casa yéndose al
campo a recolectar fruta. La niña de los premios, la llamaban, que era
presentarse a un concurso de canción y lo ganaba en aquellos tiempos de
historias de la radio. Ganó el primer premio de Radio Sevilla, un par de
medias, una gaseosa y 200 pesetas que se gastó comprando zapatos para ella y
sus hermanos.
Y
la niña se hace mujer. Mucha mujer la que luce en Estudio abierto de José María
Íñigo allá por el 1972, provocando carreras y síncopes por los pasillos de
Prado del Rey, El Pardo y sacristías varias. 'Exhibición de taberna portuaria',
reza el diario 'Arriba'. Luego ya se vendrían las canciones del gran Manuel
Alejandro, la copla hecha tsunami que te arrastra, honduras del jondo...en fin.
La
Jurado sigue siendo las casetes de mi tía Isabel en su piso del barrio del
Carmen de Valencia sonando las mañanas de verano haciendo limpieza. O la Rosario
saliendo al balcón de su casa del pueblo para arrancarse a cantar. Todas las
vecinas de la calle salían a escuchar. Rosario se nos murió demasiado pronto y
diría que desde entonces esa galería siempre ha estado nublada, como si a la
luz le costara volver.
Ayer,
el hijo pequeño de la Rosario y el Antonio me cortó el pelo en la barbería de
toda la vida de mi pueblo, tal como tantas veces hizo antes el Antonio, desde
que yo era crío, mientras cerraba los ojos al cosquilleo en mi cabeza y las
canciones de la radio que siempre tenían encendida.
Y
será por eso o por otra cosa que pensé en Rosario y en la Jurado, que volvía a
agarrarme por dentro y a sacudirme un poco, que siempre va bien que te
recuerden que tienes un cuerpo que anda vivo, gracias en parte a voces y a
canciones escritas en una mesa de un café de las Ramblas de Barcelona, donde
estaban de palique Rafael de León, Miguel de Molina y Federico García
Lorca...ven y tómame mis labios, que yo fuego te daré...ojos de albahaca de
Puente Genil...