domingo, 12 de junio de 2016

En el final de los días

Hace unos días, por un asunto de herencia de un familiar próximo, volví al lugar donde pasé mi infancia, y donde estoy seguro que es la verdadera patria de una persona, donde se fundamentan todas las sensibilidades y todas las emociones. Hacía muchos años que no volvía, pero cuando llegué allí me quedé helado, yo ya no conocía aquellas calles, todos mis recuerdos habían desparecido, las tiendas donde compré de pequeño permanecían cerradas, con los mismos toldos y los mismos letreros abandonados a su suerte, como fantasmas del pasado, con carteles medio desvencijados por el tiempo de se vende o se alquila. Ni siquiera las personas eran como yo las recordaba,. Me dio la impresión de estar en cualquier otro barrio de cualquier otro país y pensé que ahora mismo a cualquiera de vosotros no podría enseñaros donde viví mi infancia, por donde corrí, donde di mi primer beso, como si me hubieran robado mis recuerdos. Entonces, tuve la sensación que todo lo que viví de niño podía haber sido un recuerdo que nunca existió realmente, como un sueño. No tenía pruebas para decir aquí he estado yo, porque todo estaba cambiado, aunque se mantenía como un esqueleto antiguo. Cuando volví a casa mi mujer me preguntaba si no me había ido bien el viaje, que me notaba extraño. Pero cómo le puedes explicar a alguien que te han robado parte de tu infancia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario