Hoy un poco de poesía de esta mujer, «A los cincuenta me nacieron alas», dice en un poema. Es el momento en el que logra la independencia económica y consigue un trabajo en una portería de Logroño y una vivienda en el último piso del edificio, desde donde puede ver los tejados de la ciudad. La poesía que hacen las mujeres transmite algo especial, probablemente porque dejan algo propio de esa lucha que a diario tienen que emprender.
Suéltate el miedo y déjate crecer la vida.
Recuerda que en tu hambre mandas tú.
Recuerda que sólo a ti te perteneces
y que el mundo es tu casa.
Que el dolor del otro
a ti te ha de doler
porque si no es así
tú también estás muerto.
Levántate tantas veces como te llame la vida,
tantas como te palpite el corazón de los invisibles.
Recuerda que los brazos sostienen, abrazan.
Cuando dudes cuál es tu revolución
pregunta a los que nadie escucha.
Cuando quieras saber a qué has venido al mundo
y adónde debes ir,
coge su mano y déjate llevar a su terreno.
Sólo ahí te reconocerás,
soltarás tus miedos
y te dejarás crecer la vida.
Porque sólo la vida puedes perder
y ésta es la única certeza
que puede hacernos fuertes.
Recuerda que en tu hambre mandas tú.
Recuerda que sólo a ti te perteneces
y que el mundo es tu casa.
Que el dolor del otro
a ti te ha de doler
porque si no es así
tú también estás muerto.
Levántate tantas veces como te llame la vida,
tantas como te palpite el corazón de los invisibles.
Recuerda que los brazos sostienen, abrazan.
Cuando dudes cuál es tu revolución
pregunta a los que nadie escucha.
Cuando quieras saber a qué has venido al mundo
y adónde debes ir,
coge su mano y déjate llevar a su terreno.
Sólo ahí te reconocerás,
soltarás tus miedos
y te dejarás crecer la vida.
Porque sólo la vida puedes perder
y ésta es la única certeza
que puede hacernos fuertes.
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