martes, 24 de julio de 2018

El Camino y la desconexión.





Eso de que el Camino te ayuda a desconectar me parece una de esas reflexiones indiscutibles que se convierten en tópico por goleada. Y no le falta verdad, se consigue, pero si ahondamos un poquito más, no es la desconexión del "otro mundo" lo que nos engancha y atrae, es la RECONEXIÓN que gradualmente experimentamos con lo que somos y sentimos, con nuestras zonas oscuras y luminosas.
Lo que más nos llega es esa fuerza con la que despierta la zona luminosa para ir cubriendo poco a poco a la más oscura, la que nos desequilibra, la que no nos permite transitar por la Vida en paz.
Esa luz ofrece soluciones sencillas a situaciones que parecían complicadísimas. Descubrirnos que sabemos usar nuestra luz en momentos oscuros. El Camino nos ayuda con todas sus metáforas.
Y esa luz termina siendo tan acogedora que se instala en nosotros con tanta fuerza que termina siendo una forma de adicción maravillosa de la que es difícil salir. ¿A quién no le hace sentir bien saberse en equilibrio?


 Si lo que realmente quisiéramos fuera desconectar definitivamente de "la otra vida", lo haríamos, no volveríamos, nos inventaríamos otra vida en la que vivir.


 Pero volvemos.


 Y volvemos para poder volver de nuevo al Camino, para experimentar en cada retorno el subidón de luz una y otra vez, para disfrutar en cada paso de la reconexión con nuestra esencia.
Volvemos al Camino para reconectar.... la desconexión está, sí, pero es secundaria, necesaria pero secundaria, y viene como efecto directo de la reconexion con nosotros mismos.




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