lunes, 30 de diciembre de 2013

Feliz 2014

Que despidáis el año bailando y que tengáis brazos que os envuelvan, cava para brindar y que no hagáis firmes propósitos para el nuevo año. Dejaros llevar por la brisa sin miedo, aún quedan soles y lunas, música y libros, vino y amigos para compartirlo y todo el amor del mundo, aunque a veces se esconda. Feliz 2014 para todos. Bailad, no dejéis de hacerlo.. aunque solo sea en la imaginación.

sábado, 28 de diciembre de 2013

Un uichu meri crismas

Una canción navideña que en la voz de esta cantante, que creo que es Enya, adquiere una dulzura especial. Felices Fiestas para todos.



miércoles, 18 de diciembre de 2013

La mujer más fea del mundo

La mujer más fea del mundo vendía cupones frente a mi ventana. Se llamaba Concha. Murió hace tres años. El conductor de un Opel Corsa de color plateado conducía distraído y dio un volantazo para no atropellar a una mujer que cruzaba la calle con su bebé en brazos, tan feliz con su reciente maternidad después de cinco años de intentos que no se fijó ni en el coche que se abalanzaba sobre ella ni en la pareja que esperaba a que el semáforo cambiase a verde en la esquina de la izquierda, justo en el cruce entre la calle Valencia y la Virgen del Carmen. Se la llevó por delante. A Concha. El coche le deshizo el abrazo cariñoso de su marido, que le tenía pasado el brazo derecho por encima de los hombros, como si la acurrucase, y la lanzó junto al buzón de correos, dejándolo desnudo sin ella. Sin Concha. Ahí quedó, ovillada, con la cabeza junto al pecho, como un animal asustado. Los cupones que llevaba colgados en la pechera volaron como confeti. Las gafas de sol quedaron a medio camino, más cerca del bastón que de Concha. El marido no se movió de la acera en la que sólo un segundo atrás le había preguntado si querría comer emperador a la plancha o sepia encebollada, y de no haber sido por la mujer, el bebé y el Corsa, Concha hubiera contestado que prefería la sepia porque hacía tiempo que no la tomaban y, si acaso, un vasito de gazpacho de primero, y quién sabe si hasta habría apretado con ternura la mano que le colgaba por el hombro y le hubiera dicho que le quería, porque hacía más tiempo que esas palabras no salían de su boca que la sepia encebollada no entraba por ella, y eso que le quería más que a su propia vida, pero a veces, la vida hace de menos a las palabras, les quita importancia, nos enreda para que pensemos que no vale la pena que las digamos, que ya todos saben.

Para él, no era ningún problema: sabía cuánto la quería, aunque no se lo dijera tanto como a él, porque a él los te quiero, los cariño, los guapa, bonita, hermosa, los alma mía se le caían de los labios cada vez que los abría. Concha se sabía la mujer más amada de la tierra y se sentía la más bella que la pisaba porque no veía más mundo que el que le contaba él. Y él se había pasado la vida diciéndole lo rebonita que era. Concha, le decía, Concha, vida mía, ay, el brillo de tu pelo, Concha, la guitarra de tu cuerpo que me tiene loco, Concha, Conchita, amor mío, las perlas de tu boca, que soy el hombre más rico del mundo, porque tengo nada más que para mí todos los tesoros. Y Concha, ciega de nacimiento, no podía ni imaginar que las perlas de la boca eran de color ambarino, ni que la guitarra de su cuerpo parecía más bien un violón, ni que el brillo de su pelo fuera oscuro como boca de lobo. Concha no podía ni imaginar que a los siete años la viruela le marcó la cara, ni que sus labios eran finos y abombados, labios de payaso triste por más que sonrieran, ni que tenía la cabeza grande, el cuello pequeño, los hombros estrechos, las caderas anchas, las piernas zambas, los pies anchos. Ni lo sabía ni le importaba, porque ella a lo que le valía era la sinceridad de la voz de su marido, suyo y de nadie más desde que él tenía veintidós años y ella diecinueve, y su voz le decía verdades como puños que ella no tenía por qué poner en duda: que era hermosa, que la quería.

Esa era su realidad. La realidad de la mujer más fea del mundo que nunca supo que lo fue. Una realidad construida con pequeños embustes o con grandes mentiras, según se mire, pero que a ella le servía para vivir. Una realidad irreal. Como la nuestra.




domingo, 15 de diciembre de 2013

Deseo que estos días festivos que se nos aproximan sean al menos un oasis dentro de las preocupaciones cotidianas. No lo será para todos, por desgracia, hay gente querida para mí que anda bastante mal de salud. Pero si no hay alegría, por lo menos que haya un alivio para los que peor lo pasan.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Un día triste

Hoy ha sido un día triste para mí. A las 13.00 h incineraban a una vieja amiga del colegio. Murió de forma súbita de un ataque al corazón, y ese corazón tan grande que tenía dentro de ella no quiso latir más. Fue una persona sencilla y buena, además de honesta. La música de Mozart, junto a este pequeño poema, nos ha acompañado a los que allí estábamos. Descansa en paz, Josefina, ahora estás con todos nosotros, por siempre.

Ara que el día m’ha fatigat,
el meu desig ardent
rebrà la nit estelada
amablement con un infant cansat.

Mans, descanseu de totes les tasques,
front, oblida tot pensament,
ara tots els meus sentits
volen enfonsar-se en el son.

I l’anima, sense vigilancia,
vol enlaira-se en vols lliures
per viure profundament i de mil maneres
en el cercle màgic de la nit


                       Hermann Hesse

Un abrazo

Minuto 3.10 (aunque vale la pena ver el principio también): Un abrazo emocionado y agradecido.

martes, 3 de diciembre de 2013

The Peak

Chistian Mülhsuser, suizo, subió, entre agosto y octubre de 2012, tres veces a la montaña más famosa de Suiza, el Matterhorn, para hacer esta buena y bella película/vídeo de 4,15 minutos. Se quedó a dormir algunas noches a 2.700 m. y con una temperatura de -12º centígrados. A esa altura y sin contaminación lumínica del cielo son una maravilla. Como muestra de ello, ahí tenéis la película que consiguió gravar en las horas que estuvo contemplando el paisaje. 

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Petición (poema)

Este poema se lo dedico a mi amigo, Carlos, que pronto será un hombre libre y podrá andar en libertad por veredas y caminos hacia donde la libertad quiera llevarle. Cómo le envidio…




                                 PETICIÓN
                     (A quien corresponda)


Déjame perderme entre los prados, y que mi caminar me lleve,
acercarme de nuevo hacía la vieja ermita, que tú nunca visitaras,
alzar la vista con el largo vuelo de las aves, a dónde las llevará.
                                            Ya ves lo que te pido, tan sólo la libertad.

Déjame mirar entre los acantilados, y que su rumor me lleve,
descansar entre amapolas y hierbabuena, que tú nunca pisaras,
ceder las vista a las altas cumbres nevadas, a dónde terminarán.
                                           Ya ves lo que te pido, tan sólo la libertad.

Déjame ocultarme entre los pinos, y que sus ramas siempre me guarden,
chapotear con mis viejas botas en un torrente, que tú nunca beberás,
parar la vista ante las nubes blancas que pasan, a dónde llegarán.
                                        Ya ves lo que te pido, tan sólo la libertad.

Déjame pasar entre barrancos, y que su profundidad me proteja,
sentarme entre la tierra mojada de un huerto, que tú nunca sembraras,
fijar la vista sobre una cascada que cae con furia, a dónde morirá.
                                       Ya ves lo que te pido, tan sólo la libertad.

Sólo la libertad, poca cosa para diosa tan altiva y poderosa ciudad.
Quédate con tus calles, tus palacios financieros, tus grandes mercados,
con  el enjambre de poderosas maquinas, con tus pantallas de cuarzo,
tus escaparates llenos de mercancías a imagen y semejanza.
Quédate con tus cajas repletas de imágenes, de sonidos dispares,
con las luces de neones y con sus abanicos de colores,
esa piel clónica que fabricas, para homogeneizar almas.
Quédate con todo, incluso, con esa parte que nunca fue mía.
                                     Ya ves lo que te pido, tan sólo la libertad.

Prometo no volver la mirada, no convertirme en estatua de sal,
renuncio a todas mis dádivas, las presentes y las futuras,
ceder todos mis derechos elementales, a los que puedan servir,
reparto mi parte del edén, con algún jardinero necesitado.
Como ves, no quiero nada tuyo, hasta permito borrarme, si quieres,
de tu base de datos, sin principio y sin final, sin memoria.

                                   Ya ves lo que te pido, libertad.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Un vals de Antonhy Hopkins

Encima que es un buen actor, se atreve a componer un hermoso vals.

lunes, 18 de noviembre de 2013

La Torre del Tajo


La Torre del Tajo, en los Caños de Meca (Cádiz). Se llama así esta zona porque el terreno alterna capas de material permeable e impermeable, generando numerosas fuentes de agua, sobre todo en tiempo de los musulmanes. Con el gusto que estos tuvieron por el agua pensaron que era un regalo de Alah y por eso llamaron a esta zona así.


domingo, 10 de noviembre de 2013

Las casas también mueren


Las casas mueren igual que nosotros. A veces son prisiones que mantienen encarcelados a los vivos: juntos parejas que se detestan, hijos y padres que se agreden y se odian. Otras son lugares en donde prevaleció el amor por encima del odio. A todos nos han amado y nos han agredido en ellas. Todos recordamos cosas lindas y pasajes dolorosos de ese deambular entre paredes que nos aprisionaron y nos arrullaron. Yo procuro día con día  desprenderme sentimentalmente del pasado. Separar esa capa de polvo formada por lágrimas, sentimientos de separación y alegrías de encuentros, mesa servida y olor a café recién hecho.
Mis casas ya han sido demolidas. Físicas y anímicamente. La que habito hoy está llena de luz y los pájaros que entran pensando que es una enorme pecera sin agua. Dentro de unos años cuando ya no estemos será una casa muerta para los míos. Y posiblemente una nueva pecera sin agua para quienes la habiten de nuevo.
Al final también  caerá tu casa como caerá la mía. Yo hago lo mejor que puedo reconciliarme con el presente y cerrar capítulos del pasado. Buenos y malos. Cada mañana trato de nacer  limpio y arreglado como van los niños por primera vez a la escuela. Sonreír de verdad, disfrutar y soñar. Trabajar y amar. Eso es lo que trato.

Y para terminar os dejo con una poesía del maestro Benedetti que se llama “Ésta es mi casa”


No cabe duda. Ésta es mi casa
aquí sucedo, aquí
me engaño inmensamente.
Ésta es mi casa detenida en el tiempo.

Llega el otoño y me defiende,
la primavera y me condena.
Tengo millones de huéspedes
que ríen y comen,
copulan y duermen,
juegan y piensan,
millones de huéspedes que se aburren
y tienen pesadillas y ataques de nervios.

No cabe duda. Ésta es mi casa.
Todos los perros y campanarios
pasan frente a ella.
Pero a mi casa la azotan los rayos
y un día se va a partir en dos.

Y yo no sabré dónde guarecerme
porque todas las puertas dan afuera del mundo.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Leo un periódico del 9 de mayo de 1903 y me encuentro con la noticia del fallecimiento de un célebre compositor llamado Arditi. Hablan de él como el "rey del vals" en Londres, allá por mediados del siglo XIX. El vals cantado, hay que decir. Después de la gloria que le deparó el vals "Il bacio", que cantaron todas las europeas de aquella época, murió pobre y arruinado.
El caso es que he buscado este célebre vals y todavía se interpreta, aunque creo que no admite comparación con Strauss, pero bueno, ahí tenéis la curiosidad.

miércoles, 30 de octubre de 2013

El manisero germano

En alguna visita que hice a Alemania comprobé la gran tradición musical que hay en la enseñanza en este tipo de instrumentos  en las escuelas de música germanas

martes, 22 de octubre de 2013

Ni los santos se salvan

Cómo están las cosas que hasta los santos los tienen que enclaustrar detrás de rejas. Una foto de hace un año y una foto de ayer. Ser peregrino cada vez tiene más inconvenientes, menos mal que la fe no entiende de barrotes...



jueves, 17 de octubre de 2013

Santo Domingo de Silos

Hace cuatro años visité Burgos, Lerma y me acerqué a Santo Domingo de Silos con su claustro románico como no hay otro. A lo largo de aquel día de visita fui caminando unos 2 km hasta el desfiladero de la Yecla. Era el mes de julio y esa distancia la cubrí por el campo paseando rodeado por incontables mariposas que me fueron acompañado todo el recorrido. Al final, este desfiladero era sorprendente. En este vídeo he podido recordar perfectamente la sensación de estrechez, el tener la otra pared del desfiladero en ocasiones al alcance de la mano. Un lugar digno de ser conocido.


miércoles, 16 de octubre de 2013

Homo homini lupus

Ya lo decía Plauto: Homo homini lupus


The Child Fighters of Thailand  


Sandra Hoyn

 






domingo, 13 de octubre de 2013

La última hazaña



Buscaba grandes victorias olímpicas. De repente me he tropezado con una de las mejores victorias, sin duda, uno de los grandes momentos de los Juegos de Barcelona. El mensaje final no lo he puesto yo, que cada uno ponga el suyo.

sábado, 12 de octubre de 2013

Para amantes del barroco. Llevo un par de días escuchando este disco de Giovanni Bononcini, un autor de la primera mitad del XVIII. Famoso en su tiempo por obras como ésta, rival que fue considerado en Londres del eminente Haendel, terminaría sus días en Viena envuelto en la más completa pobreza.


miércoles, 2 de octubre de 2013

El puto autobús

Un artículo de Concha Caballero, siempre acertada en la descripción del día a día.


OPINIÓN

El puto autobús

Este modesto vehículo, al que apenas prestábamos atención, juega ahora un papel determinante en cientos de vidas

Me llama una alumna de mi instituto. Acaba de terminar el bachillerato con matrícula de honor y ha obtenido unas notas de selectividad que le permiten escoger la carrera que deseaba. Me dice que se ha matriculado en la UNED, la Universidad a Distancia, y le pregunto extrañada por qué.
—Me hubiera gustado conocer el ambiente universitario pero no va a poder ser.
Me explica que su padre y su madre están en paro. Han estado haciendo cálculos y no pueden pagar los ciento y pico euros mensuales que suponen el desplazamiento diario desde Coria del Río a la Universidad Pablo Olavide. Le contesto que no se preocupe, que estoy segura de que le concederán la beca que ha solicitado, que si no se la conceden a ella con su magnífico expediente y su situación familiar, no habrá becas para nadie.
—Ya lo sé —me contesta— pero el problema es que las becas no empiezan a pagarlas hasta febrero o marzo y no podemos adelantar ese dinero.
Le digo que hay algunos fondos para esas situaciones. Me dice que ya ha preguntado y que están saturados. Me ve tan afectada que es ella la que se dedica a animarme.
—No te preocupes. Es solo una racha de mala suerte. El año que viene será distinto. Ya verás.
A los dos días me encuentro en la puerta del instituto a una pareja de jóvenes estudiantes que terminaron también el curso pasado con estupendas calificaciones y una inesperada historia de amor. Los hacía en la Universidad pero me dicen que han venido a matricularse en el único ciclo superior de formación profesional que existe en la localidad, el de Informática. Algo totalmente ajeno a sus aspiraciones y a la orientación de sus estudios. Me cuentan exactamente la misma historia. Los pocos kilómetros que separan este pueblo de la ciudad de Sevilla se han convertido en un foso insuperable. El pago de las becas se produce con retraso y eso les obliga a adelantar un dinero que no poseen. Siento una profunda rabia.
—No pasa nada. De verdad —me dice él con más convencimiento que ella—. No vamos a perder el año. Vamos a buscar algún trabajillo y ahorrar para poder empezar la carrera el próximo curso.
Los kilómetros que los separan de Sevilla son ahora un foso insuperable
Frente a los cristales de secretaría está la madre de uno de los alumnos del centro. Tanto ella como su marido están parados desde hace más de tres años. Les pregunto si ha mejorado la situación.
—Bueno… vamos tirando. Tenemos la suerte de tener la casa pagada y mi padre se hace cargo de los gastos extras, que si unos zapatos, una equipación… nos arreglamos con muy poco.
—¡Ojalá las cosas mejoren! —le digo sin mucha convicción—.
—¡De verdad! Todos los días cuando me levanto me acuerdo de los que no tiene nada, asegura.
Me hace sonreír el optimismo histórico que nos permite sobrevivir y esa compasión que quita peso a las penas propias.
En la sala de profesores discutimos las actividades extraescolares para este curso. Mejor dicho podamos, recortamos, escatimamos las que se solían hacer en años pasados. Recordamos con humor cuándo proponían ir a Cancún o a la Riviera Maya. Ahora ir a Granada ya es un lujo y las actividades son muy modestas: visitar algún museo de Sevilla, asistir a una función de teatro o participar en la feria del libro.
—Aún así habrá alumnos que no podrán pagar el billete del autobús —nos advierte alguna compañera—.
Antes Sevilla estaba muy cerca, ahora muy lejos. El modesto autobús al que apenas prestábamos atención juega ahora un papel determinante en cientos de vidas. Nunca pensé que subir a un autobús o a un vagón del metro llegase a ser un problema. Era el dinero menudo que volaba de nuestros bolsillos sin saber cómo. El mismo que hoy se cuenta, se mide, se planifica.
Camino de casa observo a los viajeros que esperan en la marquesina con cara de indiferencia. Desde luego no son privilegiados. Como siempre, el conductor ha ocupado buena parte de la calzada e interrumpe el tráfico hasta que embarcan todos los viajeros. El vehículo va casi vacío. No sabe que se ha convertido en un nuevo símbolo de la escasez. El puto autobús.
@conchacaballer

martes, 1 de octubre de 2013

Tantas cosas (Ismael Serrano)

Si te vas, los árboles del parque
seguirán creciendo, pasará este otoño.
Se unirán dos nuevas soledades,
se dirán mentiras, seguiremos locos.
En el Metro sonreirás dormida camino de clase
y yo como siempre quizás llegué tarde.
Seguiré cerrando bares y recuerdos.
No aprenderé nunca a retirarme a tiempo.
Dormiré en la calle, besaré otros fuegos.

La ciudad en tu ausencia seguirá creciendo,
devorando vidas, haciéndolas humo.
Otros cumplirán los planes que trazamos,
que no terminamos, haciéndolos suyos.
Seguirás llorando en algunos cines,
olvidando todo aquello que aprendiste.
Nacerán mil niños y nuevas canciones,
y quizás alguno, quizás, lleve tu nombre.
Nuevos simulacros, nuevas confesiones.

Si te vas, los árboles del parque
seguirán muriendo y también mi fe.
Seguiré olvidándome las llaves
al salir de casa, y quizá en tu piel
haya quien esconda allí su cansancio,
todos sus temores, o quizás sus labios.
Tantas, tantas cosas seguirán pasando,
que quizás las cosas no nos cambien tanto.

Tantas, tantas cosas.
Pero si te vas, estos días serán
esa sucia y vacía franja de playa
que queda cuando tú te has ido,
cuando el mar se aleja y la marea baja.
Yo estaré cansado y quizá más viejo,
maldiciendo estos días muertos.
Tantas, tantas cosas seguirán pasando,
que quizás las cosas no nos cambien tanto.


Tantas, tantas cosas.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Alvaro Muti

En mi juventud, pasé un buen rato en la Cuesta de Claudio Moyano de Madrid, como acostumbraba una vez a la semana. Curioseaba, me llevaba algún libro o pasaba de largo. Una vez vi un grueso tomo a un precio muy bajo titulado: "Andanzas y aventuras de Maqroll el Gaviero". El autor me sonaba pero no sabía de qué. Total, que me lo llevé por si valía la pena. Lo empecé varios días después y ya no pude dejarlo, tal era la hondura del personaje, la vida trágica e itinerante que llevaba. Me quedé completamente atrapado. El encanto literario de aquel libro barato y voluminoso todavía permanece en mi cabeza, décadas después y su lugar en mi biblioteca no desaparecerá nunca. Su autor, Alvaro Mutis, sería luego premio Cervantes y tendría todos los honores que cabe imaginar, todos merecidos. Hoy se ha muerto un poco aquel ser errante y viajero, observador y apasionado de la vida. Nos deja lo mejor que puede dejar un novelista: un personaje y una vida imaginada que es más real que muchas vidas que dicen reales.

domingo, 22 de septiembre de 2013

IMPOSIBLE CANCIÓN DE CUNA

Un niño llora
y la luna calla.
Los taxis van vacíos
por tristes destinos de asfalto,
y la luna calla.
Un contenedor abre
su contenido
de abandono y solitud,
y la luna calla.
La niebla confunde
el mar y la arquitectura
en las vértebras del sueño.
Y la luna llora
y un niño calla,
mientras desviamos la noche
hacia canciones del alba


De Roberto Juarroz

De Roberto Juarroz. Nadie podrá entenderlo sin leerlo al menos dos veces:

No hay tiempo.
Ya no hay tiempo.

Pero, ¿alguna vez hubo tiempo?
La ilusión de la vida por delante,
se conjuga con el verbo
de la vida por detrás.

Y todo transcurrir no es más que un punto,
quizá un punto extensible
o el revés de ese punto,
porque el tiempo es puntual.
Un punto que a veces se desliza levemente,
como una gota de asombro de la luz
o un inesperado corpúsculo de sombra,
tan sólo para justificar algo parecido a un nivel
en el barómetro casi fijo
que mide la presión imposible de la vida.

O tal vez simplemente
la presión diagonal de lo imposible.

martes, 17 de septiembre de 2013

Un chaval prudente, que no cobarde.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Pensamientos

Me han hablado hace poco de una pareja mayor. De jóvenes maltrataban a sus hijas, por ejemplo, sometiéndolas a duchas frías en invierno si se portaban mal. Algo más tendría que haber en privado porque su hija mayor ha pegado a su propia hija (nieta de los primeros) de manera sistemática. El resultado es que esa niña es hoy un pequeño monstruo que ha buscado la forma de hacer daño a su madre (fingiendo que la ha pegado incluso cuando no lo hace) y atormentando a sus compañeras de colegio, todas ellas de solo 11 años. He pensado cuán importante es la forma en que nos quieren (o dejan de querer) nuestros padres, de qué forma condiciona poderosamente el modo en que expresamos nuestro amor o necesitamos recibirlo. La forma en que nuestros padres se quieren entre sí y nos quieren a nosotros es el punto fundamental de nuestro primer desarrollo emocional. Cuán importante es y cuánto explica después, en nosotros mismos y en el modo en que queremos y educamos a nuestros hijos.

domingo, 8 de septiembre de 2013

El tiempo en una botella

Antes de su prematura muerte en un accidente de aviación ya me gustaba Jim Croce, un hombre que había sido camionero y que en la cabina de su vehículo compuso estas canciones que le dieron fama en los años 70.

Si pudiera guardar el tiempo en una botella,
lo primero que me gustaría hacer,
es guardar cada uno de los días,
hasta que la eternidad pase de largo,
solamente para pasarlos contigo.

Si pudiera hacer que los días durasen para siempre,
si las palabras pudieran hacer realidad los deseos,
guardaría cada uno de los días como un tesoro y luego,
otra vez, los pasaría contigo.

Pero parece que nunca hay suficiente tiempo,
para hacer las cosas que quieres hacer,
una vez que sabes cuáles son.
He mirado lo suficiente alrededor como para saber,
que eres tú con quien 
quiero pasar mi vida.

Si tuviera una caja para guardar los deseos
y sueños que nunca se hicieron realidad,
la caja estaría vacía,
excepto por el recuerdo,
de cómo los hiciste realidad.

Pero parece que nunca hay suficiente tiempo,
para hacer las cosas que quieres hacer,
una vez que sabes cuáles son.
He mirado lo suficiente alrededor como para saber,
que eres tú con quien 
quiero pasar mi vida.

lunes, 26 de agosto de 2013

Cicerón buscaría en Siracusa la tumba del gran Arquímedes y dejó escrito que a duras penas la pudo encontrar, muy abandonada. La reconoció por la esfera contenida en un cilindro que el sabio había mandado grabar sobre su tumba. Si alguien piensa que las matemáticas son frías y técnicas, quizá no pueda imaginar la belleza de esta deducción, la pasión que genera este gran descubrimiento, increíble en su sencillez final. Resultaba inimaginable en su tiempo que, al igual que la cuadratura del círculo resultaba imposible, no lo fuera aún más hallar el volumen exacto de una figura tridimensional redonda. Y sin embargo, ese genio lo descubrió.




miércoles, 7 de agosto de 2013

Montánchez (Cáceres)

 La hermosa iglesia de Santa Lucía del Trampal. Tiene traza visigótica del siglo VIII aunque fue reedificada por completo durante el tiempo islámico por los cristianos llamados mozárabes. A 11 km de la localidad, en medio de unos trigales salpicados de acebuches, se levanta solitaria tras un camino pequeño y estrecho.


lunes, 29 de julio de 2013

Cuando yo era un niño, de tanto en tanto y de golpe, la luz se iba en casa y nos dejaba a oscuras y en silencio. Era un momento mágico. La televisión enmudecía de repente y todo a mi alrededor se hundía en un negro intenso que dejaba al mundo mudo y sordo. En la oscuridad y por un instante sólo se escuchaba las respiraciones agitadas por la confusión. La primera en reaccionar siempre era mi madre. “vaya, otra vez se nos ha ido la luz”, y palpando se acercaba al cajón del mueble del comedor donde guardaba algunas velas y un plato de postre viejo que había quedado huérfano años atrás. Cuando mi madre encendía la vela, aparecían de nuevo las caras sonrientes de mis padres y, más allá, todo un universo de sombras que parecían bailar sin melodía. Yo no tenía miedo y me gustaba sentir a mi alrededor todas esas figuras etéreas que se movían, pero aún así preguntaba a mi madre si eran reales, aquellas sombras. Ella siempre decía. “Calro que son reales, las sombras son reales, si tú las quieres ver; igual que los sueños, que son reales mientras los sueñas”. Y tenía toda la razón. En algún momento, siempre acababa por olvidarme de las sombras y la llama de la vela acaparaba toda mi atención. Bailaba, se movía, a veces parecía crecer y a veces se hacía más pequeña, huía de mi aliento y, poco a poco, se comía la cera que se posaba mansamente en el plato de postre. Hasta que se apagaba. Pero muy lentamente, sin esfuerzo, como si supiera que ese era su destino, y por fin descansar. La llama se apagaba oscureciendo de nuevo las caras de mis padres y borrando las sombras. Y las sombras dejaban de ser reales escondiéndose de nuevo en la oscuridad. Pero sólo por un momento, porque sabía que, aunque mi madre cogiera otra vela, volvería nuevamente a la realidad lo que yo quería encontrar. Con el tiempo descubrí que las pequeñas llamas se alimentan, sobretodo, con las ganas y el entusiasmo que le pongamos a las cosas…

domingo, 28 de julio de 2013

Gayo Valerio Catulo, el primer poeta lírico en Roma, amó a Clodia,
una mujer casada, que le engañó a la primera de cambio dejándole destrozado.
Él se vengó a su manera, la siguió amando a su manera, que fue dedicándole
unos versos que le dieron fama hasta el día de hoy. ¿Quién se acuerda 
de aquella Clodia sino por el nombre (Lesbia) que le dio su amante?

 Desgraciado Catulo, deja de hacer locuras,
y lo que ves perdido, por ello dalo.
Brillaron para ti en otro tiempo blancos los soles,
cuando acudías allá donde quería una muchacha,
amada por nosotros como no será amada ya ninguna.
Eran entonces aquellas tantas diversiones
que deseabas tú y que ella no rehusaba.
Brillaron, sí, para ti blancos los soles.
Mas ella ya no quiere, y tú -reprime la pasión-
tampoco quieras,
ni vayas tras quien huye, ni vivas desgraciado,
sino que, duro el ánimo, tente firme. No sientas.
Adiós muchacha, Catulo ya no siente.
Pues que no lo deseas, ya no te irá a buscar
ni te hará ruegos,
pero tú sufrirás cuando nadie te ruegue.
Ay de ti, desdichada, ¡qué va a ser de tu vida!
¿Quién va a estar junto a ti? ¿Quién te verá bonita?
¿Ahora a quién vas a amar? ¿De quién dirán que eres?
¿A quién vas a besar? ¿Morderás en qué labios?

Pero Catulo, tú, condenado, no sientas.

martes, 23 de julio de 2013

Hace calor (sé que algunos se van a reír, pero no es una queja, es un hecho) Me gusta sentarme en una terraza donde haya brisa y se vea el mar y ver pasar a la gente. ¡Qué distintos somos unos de otros físicamente! Y luego las voces, las manos gesticulando, la ropa, a veces tan horrible, otras tan elegante. Curioseo. Por eso he observado esos matrimonios sentados solos en la mesa de al lado o paseando cogidos del brazo, peri preparados ambos, serios, con cara de mal humor, a veces ella hablando, mirándole a la cara a él a ver si le está escuchando. Y él con expresión de estar en otro mundo, claramente sin escucharla, aburrido. Les rodea una niebla invisible de tristeza y soledad. Pero van juntos a todas partes e incluso puede que se quieran mucho. En algún momento de sus vidas dejaron de interesarse, los dos o tal vez uno solo. He visto más cosas, historias imaginadas y algunas reales como la vida. Entre sorbo y sorbo de tónica o biter.

miércoles, 17 de julio de 2013


Comprendo que un zapato de tacón alto bien llevado favorece mucho a una mujer con hermosas piernas, sobre todo para el hombre que la mira. En la sociedad de apariencias en que vivimos muchas mujeres están de acuerdo con eso y basan parte de su autoestima en ello. No tengo nada que objetar para quien quiera pagar el precio, pero los pies deben sufrir un montón.

En fin, está claro que nunca me pondré tacones de aguja. Ahora salen estos nuevos diseños de la arquitecta iraní que hizo el malhadado proyecto de biblioteca universitaria en Sevilla.




domingo, 14 de julio de 2013

Tour de France

En el Tour de Francia, hoy se sube el Mont Ventoux. A dos km de la cima, hace casi medio siglo (1967) moría el corredor británico Tom Simpson, campeón mundial que fue de ciclismo dos años antes. Mermado de fuerzas por una infección estomacal, no se le ocurrió otra cosa para pasar la etapa que atiborrarse de barbitúricos y beber brandy antes del comienzo. Con el tremendo calor que hizo y la deshidratación subsiguiente, los barbitúricos fueron mortales. Tal vez con esa muerte comenzó la batalla contra el dopaje.

jueves, 4 de julio de 2013

De Dereck Walkott

Un poema que me ha impresionado porque va más allá de lo que siento, pero preveo confusamente que quizá llegue a sentir así.
 
Desenlace



Yo vivo solo

al borde del agua sin esposa ni hijos.

He girado en torno a muchas posibilidades

para llegar a lo siguiente:



una pequeña casa a la orilla de un agua gris,

... con las ventanas siempre abiertas

hacia el mar añejo. No elegimos estas cosas.



Mas somos lo que hemos hecho.

Sufrimos, los años pasan,

dejamos caer el peso pero no nuestra necesidad



de cargar con algo. El amor es una piedra

que se asentó en el fondo del mar

bajo el agua gris. Ahora, ya no le pido nada a



la poesía sino buenos sentimientos,

ni misericordia, ni fama, ni Curación. Mujer silenciosa,

podemos sentarnos a mirar las aguas grises,



y en una vida inmaculada

por la mediocridad y la basura

vivir al modo de las rocas.



Voy a olvidar la sensibilidad,

olvidaré mi talento. Eso será más grande

y más difícil que lo que pasa por ser la vida.