viernes, 7 de octubre de 2016

Cualquier tiempo pasado

De vez en cuando conviene leer algún libro de historia para tener mejor perspectiva sobre nuestro tiempo. Algunos discuten sobre si este tiempo es mejor que en el pasado y en qué aspectos. Se ven con dolor e indignación guerras, hambrunas y muertes. Hay motivos para ello pero conviene echar la vista atrás, por ejemplo, con un párrafo de un libro de Norbert Elías:

Como sociedad, la Edad Media se presenta como
una era sobremanera inquieta. La violencia era un hecho
cotidiano; las disputas, más enconadas; la guerra
era antes la regla; la paz, antes la excepción. La peste
y otras pandemias barrían la faz de la tierra. A millares
morían, en medio del dolor y la inmundicia, hombres,
mujeres y niños, sin ayuda ni consuelo. Cada pocos años,
las malas cosechas hacían escasear el pan para los pobres.
Multitud de mendigos y lisiados formaban parte
de la escena normal en el paisaje del Medioevo. La gente,
tan pronta era capaz de la mayor bondad como de
la crueldad más ruda; del placer, manifiesto ante el tormento
de otros como de la total indiferencia ante su menesterosidad. Los contrastes eran más duros que hoy, contrastes
entre la satisfacción desenfrenada de los apetitos
y el arrepentimiento, el ascetismo y la penitencia inmoderados,
bajo la presión del terrible miedo al pecado;
contrastes entre el boato de los señores y la miseria de
los pobres. El miedo ante el castigo después de la muerte,
el miedo por la salvación del alma se apoderaba a menudo
y sin aviso de pobres y ricos. Para sentirse más
seguros loa príncipes levantaban templos y monasterios;
los pobres rezaban y se arrepentían.

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