viernes, 3 de abril de 2015

Más Bach

Decía el otro día que Bach fue prácticamente olvidado durante 75 años. Desde que murió sus propios hijos lo consideraron arcaico frente a los nuevos sonidos del rococó, parte final del barroco, en el que ellos eran protagonistas o como lo fue Mozart poco después, justo antes del romanticismo que empezara con la obra de Beethoven.
Fue un discípulo de un discípulo del viejo Bach el que confió al joven Mendelshon el valor de aquel maestro. Cuando éste dirigió una Pasión según San Mateo en 1929, de repente todo el interés explotó y se dieron cuenta de la indiscutible modernidad de la obra de Bach.
En su música instrumental destacan los conciertos de Brandeburgo, por ejemplo, o sus suites orquestales. Hay temática original pero dentro de unas formas que ya habían establecido Vivaldi, Corelli y demás. En ellas el violín alcanzaba un grado de virtuosismo difícil de igualar. Cuando Bach era de mediana edad los violeros italianos, con Stradivarius a la cabeza, construían unos instrumentos insuperables.
Fue entonces cuando Juan Sebastián Bach mostró sus deseos de ir más allá de todo lo conocido hasta entonces. El violín siempre se había acompañado por un bajo continuo en forma de piano, por ejemplo. Él lo dejó solo en el escenario forzándolo a mostrar una capacidad polifónica desconocida en un instrumento incapaz de dar varias notas a la vez.
Todo esto se demuestra brillantemente en la Partita nº 2 tal como la interpreta hoy en día Maxim Vengerov justamente pulsando su violín Stradivarius. Obsérvese las distintas "voces" (grave, aguda) que consigue jugando con la interrupción rapidísima de las notas que parecen crear dos tonos simultáneos.



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