martes, 30 de octubre de 2018

Houdini

Houdini murió –a causa de una peritonitis– en la madrugada del 31 de octubre de 1926, la noche de Halloween, después de convertirse en un beligerante enemigo de las prácticas ocultistas, que ridiculizó a menudo (aunque también las rentabilizó en sus espectáculos). 
Es conocida la amistad y posterior ruptura entre el escéptico ilusionista y el crédulo escritor Arthur Conan Doyle, que pese a la mente analítica de su Sherlock Holmes, era un firme defensor de la posibilidad de comunicarse con los muertos.
Lo que no podía imaginar Houdini es que, tras su entierro en el cementerio judío de MachPelah (Queens), con el paso de los años su mausoleo se convertiría en un centro de peregrinación y “performances” de los fanáticos de espiritismo.
Desde su tumba, Houdini –fiel a sus convicciones– ha mantenido siempre un silencio sepulcral.
El cartel que ilustra este post, Do Spirits Return? (¿Vuelven los espíritus?), está datado en 1909.



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