jueves, 14 de diciembre de 2017

Apolonio de Rodas

Apolonio de Rodas era el orador más famoso en todo el Mediterráneo, allá por el año 75 AC. Tenia una escuela de retórica que alcanzó tal fama que a ella acudían estudiantes de todo el mundo.
Cesar pensó que le vendría bien recibir clases de oratoria y declamación, tanto para ejercer la abogacía como para hacer política, y allá que se marchó, hacia Rodas, pero no llegó porque su barco fue interceptado por piratas a la altura de la isla de Farmacusa.
El jefe pirata comunicó a los acompañantes del romano que debían reunir veinte talentos si querían que lo liberasen, lo que provocó la risa de Cesar, que llamando burros a los secuestradores, les dijo que serían unos auténticos idiotas si no obtenían por su liberación al menos 50 talentos. Así era Cayo Julio antes de cumplir los 25 años. Todo un carácter.
38 días permaneció cautivo durante los que se dedicó a componer discursos y leérselos a los piratas, a los cuales solía llamar ignorantes y bárbaros cuando no le aplaudían, al tiempo que les avisaba con su mejor sonrisa que, una vez liberado, los crucificaría.
Tras el pago de su rescate se marchó a Mileto, que de no ser por Tales, dudo yo que nadie hubiese sabido ni que existía; para organizar una expedición de castigo contra los piratas, que permanecían tranquilos y confiados en su campamento. Allí fueron apresados, les quitó el dinero que habían recibido por su rescate y los trasladó a Pérgamo donde el gobernador de Asia permitió a César tomar la decisión sobre el castigo que había de aplicárseles. Como les había avisado, los crucificó a todos, eso sí, ordenando que antes los degollaran por compasión, y por lo bien que le habían tratado en su cautiverio.



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