EL REGALO
Roberto se sentó a comer con los compañeros de
trabajo para celebrar su comida de despedida. Hoy él es el protagonista, le
espera la deseada jubilación. Seguro qué le harán un buen regalo, por favor que
no sea el típico reloj, pensó. Una sorpresa, la que sea estará bien. Hace por
olvidar que él nunca colaboró con un regalo para nadie: ni por un recién
nacido, ni por el compañero que se casa ni por el compañero que se jubila. La
comida transcurre entre bromas y comentarios sobre que hará con su nuevo tiempo
libre. Al acabar, saludos, abrazos, besos y buenos deseos, todo el mundo
desfila. Como te queremos! Quedan él y su amigo Raúl. Un camarero se acerca con
un sobre en la mano y pregunta por el homenajeado. Por fin, el regalo, se dice
Roberto. Que discretos. Cuando lo abre sólo está la factura de la comida de
todos y una breve nota: “Gracias por tu generosidad, Roberto! “Nunca es tarde
“.
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