miércoles, 23 de septiembre de 2009

El sueño del caracol

Es quizá algo largo este cortometraje salvo para personas desocupadas, como yo esta noche. Dura cerca de 14 minutos y narra una historia de amor sencilla y lineal, llena de matices sin embargo y con un final poco previsible. Es de Iván Sainz Pardo, de 2001, obtuvo numerosos premios internacionales, fue seleccionado para los Oscar de aquel año. Es difícil resistirse a la mirada de la protagonista, Julia Brendler, una actriz alemana desconocida en España.

http://www.youtube.com/watch?v=0iM1alyOR8w&feature=PlayList&p=1EF9ED552B1973CE&index=33

martes, 22 de septiembre de 2009

Todo el pasado...

Todo el pasado se quiere apoderar de mí
y yo me quiero apoderar del futuro,
me dislocan la cabeza para que mire atrás
y yo quiero mirar adelante.
No me asustan la soledad y el silencio,
son los lugares preferidos de Dios
para manifestarse.
Mi eterna gratitud a los que me quieren,
siempre les recordaré a la hora del sol.
No puedo detenerme,
perdonad, tengo prisa,
soy un río de fuerza,
si me detengo moriré ahogada en mi propio remanso.

Gloria Fuertes

lunes, 21 de septiembre de 2009

Haikus

Unos hermosos haikus para dar la bienvenida a la noche.


Si no dejo
rastro alguno
en este mundo fugaz,
¿qué podrías
reprocharme?

.............

Un rayo de eternidad
descubro en las hojas
caídas en mi jardín.

..............

Caed, pétalos del ciruelo,
caed. Y dejad el recuerdo
Del aroma.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Boa, dance coreano

Una de las cantantes más populares de Corea y Japón, 23 añitos y siete álbumes vendidos con gran éxito. La influencia de Madonna y Michael Jackson me parece notable en aquellas tierras. Puro ritmo "dance".

http://www.youtube.com/watch?v=75F0geJ3rKM&feature=fvw

sábado, 19 de septiembre de 2009

Si un día juntásemos...




Si un día juntásemos todas las camas del mundo,
pero no sólo las de un pueblo, ni las de un país, sino todas,
todas las camas que hay en el mundo,
se montaría enseguida una gran guerra de almohadones:
la primera Guerra Mundial de Almohadones.

Lo bueno de las guerras de almohadones es que no hacen daño a nadie,
siempre que sean almohadones sin cremallera.
Y cuando se nos pasaran las ganas de jugar, cuando nos cansáramos,
podríamos ver que estamos rodeados de camas:
millones y millones de camas por todos los lados.

Entonces podríamos mirar, darnos cuenta
de que hay camas tan gordas como siete veces yo
y otras tan delgadas como un cartón.
Unas altas, altas como las de los antiguos cuentos
y otras bajas como debajo de un puente.

Las hay blandas como los brazos de una madre
y las hay que son duras como el suelo de tu calle.
Hay camas tan grandes en las que uno se pierde.
Y otras muy pequeñas en las que intentan dormir siete.
Algunas son calientes como la del abuelo.
Algunas son frías como las de un hospital.

Pero lo mejor, lo mejor de juntar todas las camas del mundo
sería que esa noche toda la gente del mundo podría dormir sobre una cama,
y descansar,
y soñar.

Soñar quizá con qué pasaría si un día juntáramos todas las cacerolas del mundo.

Autor Félix Albo. Editado en Palabras de Candil con álbum ilustrado por Marta Lanzón,

martes, 15 de septiembre de 2009

El hombre de hielo

Erase una vez un hombre de hielo. Pensaba que permanecería siempre así, convertido en una estatua en medio de una llanura que se perdía en el horizonte. Todo lo que veía era blanco. Blancas las ramas de los árboles, el suelo, los tejados de las casas lejanas. Blanco él mismo, cubierto de nieve, hecho de hielo. Pensaba que el mundo había nacido ayer, pobre estúpido, que todo lo que se veía era siempre así, blanco y uniforme.

Algunas personas que pasaban le miraban. Decía, ¿qué mirais?. ¿No habeis visto nunca un hombre de hielo?. Las niñas se reían cuando decía eso, tú eres de hielo, cantaban, tú eres de nada. De nada, de hielo, ¿qué más da?, se decía. Soy de hielo, es verdad, pero de hielo es también el paisaje y las nubes ahora que es invierno. De hielo son los sueños que puedo tener, de hielo el corazón que alguien me puso, no sé cuándo, no sé cómo, tampoco para qué. Y ahora miro mis manos y no siento nada con ellas, miro a lo lejos y no veo más que una llanura nevada y eso quizá sea el cielo o puede que el infierno.

Una noche nevó más de la cuenta y la nieve le llegaba a las axilas, no podía moverse. Se dijo, ¿cuánto me queda?. ¿Me queda una hora de vida? ¿Tal vez dos?. Quizá ya esté muerto y no lo sé, es posible que nunca haya existido, que yo mismo sea el sueño de un granjero, de una niña que ríe, de un hombre que camina, de un pájaro que vuela. Me llega la muerte ¿y qué he hecho?. No he llorado, no he sufrido, casi ni soñar he podido. Sólo ser de hielo, de hielo mis manos, de hielo mi vida entera. No sentía nada. Ni el frío. Ni hambre. Ni sueño. Ni angustia ni sufrimiento.

Con la mañana se alzó el Sol y era esplendoroso, como el hombre no había visto nunca. Se dijo, tal vez he muerto y éste sea el otro lado. Allá se encuentre un Sol que calienta. Tal vez esto sea el calor, este sentir mi interior crepitando, el agua que corre por mi piel de hielo.

Lentamente se derritió.

Luego corrió por el suelo en declive hasta terminar en un arroyo que crecía incontenible.

Agua de primavera, el Sol en el cielo, recuerdos de un hombre de hielo.

jueves, 10 de septiembre de 2009

El Dragón de Wei

Aquella noche, en la hora de la rata, el emperador soñó que había salido de su palacio y que en la oscuridad caminaba por el jardín, bajo los árboles en flor. Algo se arrodilló a sus pies y le pidió amparo. El emperador accedió; el suplicante dijo que era un dragón y que los astros le habían revelado que al día siguiente, antes de la caída de la noche, Wei Cheng, ministro del emperador, le cortaría la cabeza. En el sueño, el emperador juró protegerlo.

Al despertarse, el emperador preguntó por Wei Cheng. Le dijeron que no estaba en el palacio; el emperador lo mandó buscar y lo tuvo atareado el día entero, para que no matara al dragón, y hacia el atardecer le propuso que jugaran al ajedrez. La partida era larga, el ministro estaba cansado y se quedó dormido.

Un estruendo conmovió la tierra. Poco después irrumpieron dos capitanes, que traían una inmensa cabeza de dragón empapada en sangre. La arrojaron a los pies del emperador y gritaron:

-¡Cayó del cielo!

Wei Cheng, que había despertado, la miró con perplejidad y observó:

-Qué raro, yo soñé que mataba a un dragón así.

Puedo deciros...

Puedo deciros...

Yo puedo deciros
que el carbón no mancha,
que el malo no es malo,
que el soldado nunca quiere ir,
que el olvido no existe,
que no hay muerte que mate.

Yo puedo deciros dónde está la Luz
la otra,
no ésta,
la luz donde crece la Armonía...
A veces me pregunto:
¿Hay cosa más fácil
que hacer un hombre de un criminal?

Nada tan sencillo
como comunicarnos sin teléfono.

Escribo para niños,
para peces,
para rameras honradas...
para ti.
A veces digo que la estrella es un clavel blanco,
pero eso no vale para nada.
Yo sé cuándo fallo y cuándo tengo razón.
Porque aún estoy viva
y tengo que manifestarme en la sombra,
porque hay hombres ¡que se beben la luz!

Gloria Fuertes

sábado, 5 de septiembre de 2009

Y para después de las vacaciones

Y acabadas las vacaciones, hay que empezar poco a poco hasta tomar el ritmo necesario. Para eso, para retornar al mundo de una forma equilibrada, vamos a empezar con un poco de música de Cris Franke, hermosas imágenes acompañan este video y una música para escuchar de fondo y dulcificar el espíritu.



http://www.youtube.com/watch?v=GKbhf_1YnFI&feature=related

Y un precioso Adagio de Lara Fabian

http://www.youtube.com/watch?v=fcWsSj-xJJU&feature=fvw