martes, 30 de abril de 2013

Juan Ramón Jiménez


Juan Ramón  fue uno de mis poetas más leídos en la época de la adolescencia, me gusta su delicadeza, su elegancia, su exquisita sensibilidad, sobre todo con los niños.

Además de los dedicados a Platero, tiene bellísimos poemas como éste de la cojita.

La cojita


La niña sonríe: ¡Espera,
voy a cojer la muleta!

Sol y rosas.
La arboleda movida y fresca,
dardea limpias luces verdes.
Gresca de pájaros, brisas nuevas.
La niña sonríe: ¡Espera,
voy a coger la muleta!

Un cielo de ensueño y seda,
hasta el corazón se entra.
Los niños, de blanco, juegan,
chillan, sudan, llegan:
¡Nenaaa!
La niña sonríe: ¡Espeeera,
voy a coger la muleta!

Saltan sus ojos. Le cuelga
girando, falsa, la pierna.
Le duele el hombro.
Jadea contra los chopos. Se sienta.
Ríe y llora y ríe: ¡Espera,
voy a coger la muleta!

¡Mas los pájaros no esperan;
los niños no esperan!
Yerra la primavera.
Es la fiesta del que corre
y del que vuela...
La niña sonríe: Espera,
voy a coger la muleta!




Y este otro, en que siempre tengo ganas de llorar cuando la niña le dice a su madre -"Mare, me jeché arena zobre la quemaúra. Te yamé, te yamé dejde er camino...



La carbonerilla quemada 

En la siesta de julio, ascua violenta y ciega,
prendió el horno las ropas de la niña. La arena
quemaba cual con fiebre; dolían las cigarras;
el cielo era igual que de plata calcinada.

...Con la tarde volvió (¡anda, potro!) la madre.
El pinar se reía. El cielo era de esmalte
violeta. La brisa renovaba la vida...

La niña, rosa y negra, moría en carne viva.
Todo le lastimaba. El roce de los besos,
el roce de los ojos, el aire alegre y bello:
-"Mare, me jeché arena zobre la quemaúra.
Te yamé, te yamé dejde er camino... ¡Nunca
ejtuvo ejto tan zolo! Laj yama me comían,
mare, y yo te yamaba, y tu no benía!"

Por el camino (¡largo!), sobre el potrillo rojo,
murió la niña. Abiertos, espantados, sus ojos
eran como raíces secas de estrellas.
La brisa jugueteaba, ensombrecida y fresca.
Corría el agua por el lado del camino.
Ondulaba la yerba. Trotaban los pollinos,
oyendo ya los gritos de los niños del pueblo...

Dios estaba bañándose en su azul de luceros. 


sábado, 27 de abril de 2013

El maestro que prometió el mar



Rescatan del pasado la vida de Antoni Benaiges

Una exposición, un libro y un documental, resumen el trabajo del maestro de Bañuelos de Bureba
 
Burgos

En el mar habrá más agua que en toda la tierra que yo he visto. El agua estará muy caliente. En las orillas debe ser piedra porque sino le tenía que llevar. Decía Severino. El mar será muy grande. Yo no lo sé porque no he estado allá. También será muy ancho y tampoco lo sé. Explicaba Natividad. Los dos eran alumnos de Bañuelos de Bureba en el 36. Los dos habían participado en la revista que el maestro hacía en la escuela. Los dos textos forman parte del libro El mar. Visión de unos niños que no lo han visto nunca. Editada en el 36.
Era el décimo libro publicado desde el aula de Bañuelos. El maestro, Antonio Benaiges, había prometido a sus alumnos que el esfuerzo sería recompensado con un viaje a su pueblo, Mont-roig del Camp (Tarragona) para que ellos pudieran conocer el mar. Los alumnos de su escuela eran escritores consumados. Desde su llegada dos años atrás, el profesor catalán había aplicado con excelentes resultados el método pedagógico de Celestine Freinet que persigue dar a los niños las herramientas necesarias para expresar sus conocimientos. Algo que se conseguía trasladando sus escritos al papel. En poco tiempo Benaiges consigue que a la escuela de su pueblo llegue una pequeña imprenta. Y con estilo tipográfico de los años 30 y en cuadernos de pequeño formato los niños como Natividad o Severino escriben sobre zuecos, estampas del pueblo o el retratista que un día llegó al pueblo y se convirtió en noticia porque hizo fotos a todos.
73 años después otro retratista, Sergi Bernal, llegó a Bañuelos de Bureba atraído por la historia de un maestro de escuela que aplicaba técnicas pedagógicas avanzadas y cuyos restos podrían estar entre los 104 fusilados y enterrados en la Pedraja. Desde hace tres años trabaja en diferentes publicaciones que buscan sacar del anonimato a este profesor adelantado a su tiempo.
Antoni Benaiges, activista de izquierdas, fue depurado de su plaza de maestro titular del pequeño pueblo burebano. Preso y torturado en Briviesca será fusilado y enterrado clandestinamente poco después de iniciarse la contienda civil. Oficialmente desaparecido. Sus alumnos se quedaron sin conocer el mar ese verano. Su familia siempre buscó respuestas. Sus alumnos aún le recuerdan, como han podido constatar Sergi Bernal y Alberto Bougleux que preparan un documental sobre su figura. Además su vida se ha convertido en exposición y libro impulsados por el retratista del siglo XXI que inició un trabajo de investigación que ahora se plasma en el libro Desenterrando el silencio. Antoni Benaiges, el maestro que prometió el mar, editado por Blume. En él además del fotógrafo que ha buzeado en su historia participan el periodista Francesc Escribano, el antropólogo Francisco Ferrándiz y la historiadora Queralt Solé. Una publicación en la que se reconoce la labor de estos jóvenes maestros que se introducían en un método pedagógico puntero que buscaba, a través de la imprenta, transformar la relación tradicional entre educadores y alumnos. También se habla de la fosa de la Pedraja donde yacían 104 personas y el trabajo arqueológico desarrollado en las fosas comunes.
 Y por supuesto se reivindica, con imágenes del pasado y reflexiones de hoy, la historia de este joven maestro que si fue olvidada tras su muerte siempre se recordó en San Andrés Tuxtla (Veracruz, México) donde su compañero Patricio Redondo, en el exilio, impulsó el mismo método de publicación escolar. Allí se encuentran Sergi Bernal y Alberto Bougleux para terminar el rodaje del documental sobre la figura del maestro de Bañuelos. Allí, en la Escola Experimental Feinet se sigue aplicando el método que transformó a los escolares de un pequeño pueblo de la Bureba en cronistas de la realidad de su pueblo en los años 30.

viernes, 26 de abril de 2013

Quinteto de cuerda de Schubert (D.956)



Una música ideal para ponerla de fondo mientras se trabaja. Este quinteto de cuerda de Schubert (D.956) está considerada la mejor pieza de música de cámara de la historia. Compuesta dos meses antes de su muerte, fue estrenada en 1850. Después de escucharla hace años me pasé una larga temporada comprando todo quinteto de cuerda que caía en mis manos. No es para menos. Nada, ni siquiera su famoso quinteto de la Trucha, es comparable a la elegancia, delicadeza y grandeza de esta pieza.

martes, 23 de abril de 2013

Caída de meteorito



Espectacular caída de un meteorito durante una actuación musical. Fijaros en las imágenes a partir del minuto 02:45. Buen bólido... Y encima esperó a que hubiese terminado la canción.

lunes, 22 de abril de 2013

Poema en el día de la Tierra



De endurecer la tierra
se encargaron las piedras:
pronto
tuvieron alas:
las piedras
que volaron:
las que sobrevivieron
subieron
el relámpago,
dieron un grito en la noche,
un signo de agua,
una espada violeta,
un meteoro.

El cielo
suculento
no sólo tuvo nubes,
no sólo espacio con olor a oxigeno,
sino una piedra terrestre
aquí y allá, brillando,
convertida en paloma,
convertida en campana,
en magnitud, en viento
penetrante:
en fosfórica flecha, en sal del cielo.

(Pablo Neruda)   




    

viernes, 19 de abril de 2013

El perro sarnoso, de "Platero y yo"


Venía, a veces, flaco y anhelante, a la casa del huerto. El pobre andaba siempre huido, acostumbrado a los gritos y a las pedreas. Los mismos perros le enseñaban los colmillos. Y se iba otra vez, en el sol del mediodía, lento y triste, monte abajo.

Aquella tarde, llegó detrás de Diana. Cuando yo salía, el guarda, que en un arranque de mal corazón había sacado la escopeta, disparó contra él. No tuve tiempo de evitarlo. El mísero, con el tiro en las entrañas, giró vertiginosamente un momento, en un redondo aullido agudo, y cayó muerto bajo una acacia.

Platero miraba al perro fijamente, erguida la cabeza. Diana, temerosa, andaba escondiéndose de uno en otro. El guarda, arrepentido quizás, daba largas razones no sabía a quién, indignándose sin poder, queriendo acallar su remordimiento. Un velo parecía enlutecer el sol; un velo grande, como el velo pequeñito que nublé el sano Ojo del perro asesinado.

Abatidos por el viento del mar, los eucaliptos lloraban, más reciamente cada vez hacia la tormenta, en el hondo silencio aplastante que la siesta tendía por el campo aún de oro, sobre el perro muerto.


lunes, 15 de abril de 2013

Pipas Pi

De los mejores cortos que he visto desde hace tiempo. Real como la vida misma, ingenioso, ocurrente y encima tratando de matemáticas ¿qué más se puede pedir?




domingo, 14 de abril de 2013

De "La reina de las hadas", de Purcell.

De "La reina de las hadas", de Purcell.

¿Si el amor es dulce, por qué atormenta?
¿Si es amargo dime, de dónde viene mi contento?
¿Mi sufrir, siendo placer, por qué me apena;
por qué peno por mi suerte, si sé que es en vano?
¡Es tan agradable el pesar y tan dulce el dardo
que hiere acariciándome el corazón!
Tomo dulcemente su mano, la miro abatido
y le hago saber mi amor con un silencio ardiente.
Sin embargo, me alegro cuando
no me muestra su propio amor.
En su esfuerzo por esconderlo, me revela su llama
y nuestros ojos dicen lo que no osamos expresar.




viernes, 12 de abril de 2013

Situación de las personas dependientes

Aquella chica encantadora de los ochenta, ahora postrada en una silla de ruedas por artritís reumatoide severa, denunciando la situación de los dependientes. Eva Nasarre.

miércoles, 10 de abril de 2013

José Luis Sampedro, in memoriam


MORIR COMO UN RÍO

por José Luis Sampedro


CREDO PERSONAL
Creo en la Vida, Madre Omnipotente,
Creadora de los cielos y de la tierra.
Creo en el Hombre, su hijo,
Concebido en creciente evolución,
Progresando a pesar de los Pilatos
Que inventaron sus dogmas reaccionarios
Para aplastar la Vida y sepultarla.
Pero la Vida siempre resucita
Y el Hombre sigue en marcha hacia el futuro.
Creo en los horizontes del Espíritu
Y en la energía cósmica del mundo,
Creo en la Humanidad siempre adelante,
Creo en la Vida perdurable.
Amén

¿Y frente al miedo a la muerte?
Frente al exterior que no podemos conocer del todo hay una actitud de inquietud e indefensión. Eso nos lleva a decir: voy a transformar el mundo, como dicen ahora. Yo no pretendo cambiarlo, sino estar en armonía con él, y eso supone una vida que cursa como un río. El río trisca montaña abajo, luego se remansa, y llega un punto, como estoy yo, en que acaba. Mi ambición es morir como un río, ya noto la sal. Piense en lo bonito de esa muerte. El río es agua dulce y ve que cambia. Pero lo acepta y muere feliz porque cuando se da cuenta ya es mar. Ese es un consuelo. 



viernes, 5 de abril de 2013

Taxi driver


Las grandes películas suelen serlo porque cuentan con grandes talentos en su producción. Un ejemplo en "Taxi Driver" es la banda sonora, a cargo de Bernard Herrman, compositor famoso sobre todo por sus trabajos con Hitchcock, como "Psicosis" o "Vértigo". Aquí Herrman da un giro a su carrera, metiéndose en veredas jazzísticas que nunca antes había transitado. Feliz por el resultado, todo indicaba que el compositor sería capaz de realizar nuevas obras diferentes, abriendo su campo de estilo. El problema fue que horas después de terminar la grabación de esta banda sonora, Bernard Herrman murió en su cama mientras dormía. La música de "Taxi Driver" se convirtió así en su testamento, o en su propio réquiem.

jueves, 4 de abril de 2013

Agua y más agua


Esta mañana, viendo la imagen del puente romano en Córdoba me he acordado de alguna foto que hice algunos años antes.