lunes, 29 de septiembre de 2014

Número 1 en el hit parade del siglo XIV, una danza a la muerte con un buen ritmo. 
Bueno, no sé si es a la muerte o a la vida, al arrepentimiento o la lujuria, pero suena muy bien.


domingo, 28 de septiembre de 2014


 1. El alba

El paisaje marino
en pesados colores se dibuja.
Duermen las cosas. Al salir, el alba
parece sobre el mar una burbuja.
Y la vida es apenas
un milagroso reposar de barcas
en la blanda quietud de las arenas.


2. La tarde

Ruedan las olas frágiles
de los atardeceres
como limpias canciones de mujeres.


3. Nocturno

El silencio por nadie se quebranta,
y nadie lo deplora.
Sólo se canta
a la puesta del sol, desde la aurora.
Mas la luna, con ser
de luz a nuestro simple parecer,
nos parece sonora
cuando derraman sus manos ligeras
las ágiles sombras de las palmeras.


4. Elegía

A veces me dan ganas de llorar,
pero las suple el mar.


5. Cantarcillo

Salen las barcas al amanecer.
No se dejan amar
pues suelen no volver
o sólo regresan a descansar.


6. El faro

Rubio pastor de barcas pescadoras.


7. Oración

La barca morena de un pescador
cansada de bogar
sobre la playa se puso a rezar:
Hazme, Señor,
un puerto en las orillas de este mar!

(De "Canciones para cantar en las barcas", 1925).


José Gorostiza

sábado, 13 de septiembre de 2014

    Una poesía con mis deseos de que tengáis felices sueños.

    Un hombre soñaba con otro,
    y éste soñaba con aquel,
    fue entonces cuando supe...
    que estaba soñando a los dos.
    Al despertar pensé
    que vivo un mundo frágil,
    que no basta una vida
    para alcanzar todos los sueños.
    Un día moriré, dije apenado,
    y quizá entonces llegue a soñar
    que, lleno de vida, no he fracasado.

    Me levanté inquieto, atemorizado,
    porque tal vez estoy muerto y sólo
    soy una sombra que se está soñando
    .

martes, 9 de septiembre de 2014

Combarro

Combarro es uno de los pueblos más bonitos de Pontevedra. En verano es difícil disfrutarlo, por la afluencia masiva de turistas y por el hecho de que aquello se convierte en un mercadillo de tiendas donde los empleados vocean en la puerta sus mercancías, con zonas en las que casi ni se puede caminar. Y aunque es cierto que a determinadas horas, sobre todo si se huye de algunas calles, el lugar recupera parte de su encanto, yo lo prefiero en invierno. Entonces, con muchos negocios cerrados y con la única presencia de la gente de allí junto con algún visitante atípico, aquello vuelve a ser la maravilla de siempre. Con bruma, frío y lluvia, pero auténtico. Eso, en verano, se pierde. Esta foto es del mes de julio, un rincón tranquilo a pesar de todo.