domingo, 16 de agosto de 2015

Canto del arpista

Se suele decir que este “Canto del arpista” (o canto del faraón Intef) corresponde a un poema grabado en la tumba de un faraón llamado Intef o Antef, del Imperio Medio (1991-1960 A.C.) No queda bien claro de qué faraón se trata. Hubo hasta siete faraones con este nombre entre los años 2140 al 1500 A.C. Cuatro de la onceava dinastía, uno de la treceava y tres de la diecisieteava. Por lo que parece, este poema se encontró en una pared de la tumba de Infet VII. De la diecisieteava dinastía, que reinó el año 1560 A.C., ya no en el Imperio Mediano sino en el Segundo Periodo Intermedio. Después este poema se reprodujo en papiros encontrados en otros enterramientos, donde también se recogió el famoso “papiro Harris 500”, del Imperio Nuevo, que se conserva en el Bristish Museum.


Generaciones y más generaciones desaparecen y se van,
otras se quedan, y esto dura desde los tiempos de los Antepasados,
de los dioses que existieron antes
y reposan en sus pirámides.
Nobles y gentes ilustres
están enterrados en sus tumbas.
Construyeron casas cuyo lugar ya no existe.
¿Qué ha sido de ellos?
He oído sentencias
de Imhotep y Hordyedef,
que se citan como proverbios
y que duran más que todo.
¿Dónde están sus moradas?
Sus muros han caído;
sus lugares ya no existen,
como si nunca hubieran sido.
Nadie viene de allá para decir lo que es de ellos,
para decir qué necesitan,
para sosegar nuestro corazón hasta que abordemos
al lugar donde se fueron.
Por eso, tranquiliza tu corazón.
¡Que te sea útil el olvido!
Sigue a tu corazón
mientras vives.
Ponte olíbano en la cabeza.
Vístete de lino fino.
Úngete con la verdadera maravilla
del sacrificio divino.
Acrecienta tu bienestar,
para que su corazón no se desmaye.
Sigue a tu corazón y haz lo que sea bueno para ti.
Despacha tus asuntos en este mundo.
No canses a tu corazón,
hasta el día en que se eleve el lamento funerario por ti.
Aquel que tiene el corazón cansado no oye su llamada.
Su llamada no ha salvado a nadie de la tumba.
Hazte por tanto el día dichoso,
y no te canses nunca de esto.
¿Ves?, nadie se ha llevado sus bienes consigo.
¿Ves?, ninguno de los que se fueron ha vuelto.


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