lunes, 23 de noviembre de 2020



 Vamos a viajar hasta uno de los lugares más bonitos del mundo para conocer una leyenda preciosa y a la misma vez triste. Se trata de la remota isla de Kalsoy, en las Islas Feroés.

¿Conocéis la leyenda de Kópakonan, la mujer foca? Os la cuento.
Su nombre significa "gran valle", debido a que se localiza en un valle de origen glaciar en la costa nororiental de la isla.
Y aquí es cuando tenéis que estar muy atentos porque empieza esta magnífica leyenda.
Según esta leyenda todas las focas en realidad son personas de carne y hueso que han decidido pasar su vida en el mar. Justo la noche antes de los Tres Reyes, regresan a la superficie para convertirse personas celebrándolo alrededor de una hoguera.
Uno de los muchachos de la isla se había enterado de la historia y decidió esconderse en una de las cuevas de los acantilados. Vio como ellas llegaban y se desprendían de su piel y la dejaban guardada en los recovecos.
Él, se enamoró de una de ellas, pero hizo algo horrible. Le quitó su piel para que a la mañana siguiente no regresará al agua junto con las demás. Ella se percató de lo que él había hecho y decidió perseguirlo hasta llegar al pueblo.
Una vez lo alcanzó, exhausta decidió esperar a que el joven decidiera devolverle su piel, sin embargo, no lo hizo. Si lo hacía ella volvería al agua por lo que guardo la piel en un baúl cuya llave el llevaba a todas partes pero un día sucedió algo que lo cambiaría todo.
Él salió a faenar al mar y se dio cuenta que no tenía la llave. ¿Dónde se había dejado la llave si siempre la llevaba consigo? Volvió a casa exaltado esperando ver allí a su mujer pero no fue así. Ella ya no estaba, se había ido a su casa, a la mar.
Había encontrado su piel, perdiendo los estribos, de ahí la expresión "Pierde los estribos como la foca cuando veas su pellejo".
El hombre con sus hijos estuvieron esperando durante muchísimo tiempo que ella volviese, pero eso nunca ocurrió. Por ello, él tomó una decisión que repercutiría en su pueblo para el resto de sus vidas.
Decidió juntar a todos los hombres el día de antes a la víspera en el que ellas volvían a la costa para matarlas. Pero su mujer se le apareció en sueños y le dijo que si hacía eso le caería una maldición, en la cual todos morirían en el mar de alguna forma trágica.
Al hombre le dio igual lo que su mujer le dijo en sueños y ese día mataron a todas las focas. Desde ese momento no se ha visto ni una más en esas costas y sobre ellos cae una terrible maldición.
Esta leyenda es una de las más conocidas del archipiélago de las Feroe y fue recopilada por VH Hammershaimb y publicada en Copenhague en 1891.
La leyenda tiene versiones alrededor del mundo tanto en Islandia, como en Escocia (selkies) o cruzando al continente americano la leyenda del delfín rosado.