miércoles, 23 de abril de 2014

Miriam García Pascual

"El reto no es la montaña o la ascensión, si no dejar atrás todo lo que aprecias Pero la vida está aquí, y el precio de la libertad es la soledad, y el precio de ser pájaro la esclavitud del viento”

“Piensas dónde está el valor, y no es la fuerza de hacer un viaje o escalar una montaña; el valor es renunciar a la compañía de las personas que quieres, a su afecto, a su ternura.”

                                             Miriam García Pascual, Bájame una estrella


El 25 de mayo de 1990, Miriam moría sepultada por una avalancha junto con Risi y Miguel Lausín en las laderas del Meru Norte, en la India.

De El Precio de ser pájaro (Ricardo Martinez Llorca): Muchos años más tarde, Koldo, el guarda de un refugio de Pirineos, soñó con Míriam. Al día siguiente se despertó con una obligación presionándole las costillas. Candó la puerta del refugio, solicitó a la federación que enviara un sustituto y bajó hasta Pamplona, donde se agenció un billete de avión a Delhi. Antes de embarcarse, se dio un paseo por la escuela de escalada de Etxauri, buscando bajo los endrinos una piedra que se asemejara a la de su sueño. Se agenció una laja no muy grande, con una superficie lisa y limpia, y a golpes de buril grabó su mensaje. Guardó la piedra en el fondo de su mochila y voló a la India. En autobuses atorados de pasajeros y sudor, alcanzó Uttarkashi. Compró algo de comida, para sobrevivir durante los días que tardara en alcanzar el pie del Merhu, y se puso en marcha. Cuando llegó al pie de la vía que Míriam, Miguel y Risi habían proyectado escalar, descansó aguardando el momento apropiado para llevar a cabo su cometido. El sol destrepaba del cielo. Estaba a punto de ocultarse tras las cumbres y glaseaba la nieve con una pátina malva. Se intuía un crepúsculo de sangre. Entonces Koldo sacó la piedra de la mochila y la depositó coronando una pirámide de rocas. Se colocó la linterna frontal, encendió la bombilla y emprendió el regreso.

Detrás dejaba su mensaje: Hola Soy Míriam. Me Quedé a Vivir Aquí y Soy Feliz. Agur.





martes, 22 de abril de 2014

Tengo una muñeca vestida de azul

La historia de la relación entre el pintor Kokoschka y su amante Alma Mahler (viuda de Gustav) es alucinante, muñeca de trapo incluida. Vale la pena leerla.

Tengo una muñeca vestida de azul

Oskar Kokoschka, La novia del viento (1914), Kustmuseum, Basilea

Es de noche, sopla el viento y el mar está embravecido. Las olas agitan con violencia una concha gigantesca que cobija a una pareja de amantes. Ella duerme plácidamente, ajena al peligro de la tempestad. Él yace despierto, en tensión, con la mirada perdida y las manos crispadas, consciente de que su amor pende de un hilo. Son Oskar Kokoschka y Alma Mahler. El título del cuadro, La novia del viento, procede de unos versos que compuso el poeta Georg Trakl inspirándose en la obra que estaba pintando su amigo, a quien iba a visitar todos los días:
Über schwärzliche Klippen / Desde un negruzco acantilado,
Stürzt todestrunken / se precipita, ebria de muerte,
Die erglühende Windsbraut / la ardiente novia del viento.
(Die Nacht / La noche, fragmento)
Según Kokoschka, gracias a sus pinceles había conseguido salvar "del tempestuoso naufragio del mundo, un abrazo". Estaba en lo cierto. Con el tiempo, lo único que quedó de esa tormentosa relación de tres años fueron sus magníficos cuadros expresionistas.

Oskar Kokoschka y Alma Mahler

Oskar Kokoschka y Alma Mahler se conocieron en la primavera de 1912. A sus treinta y dos años, Alma Mahler continuaba siendo una de las mujeres más cotizadas de Viena: culta, inteligente, guapa y con gran talento musical. Hacía menos de un año que se había quedado viuda del compositor Gustav Mahler y ya había tenido que dar calabazas a un par de moscones. Sin embargo, se sintió atraída por este enfant terrible del arte, un chaval resultón de veintiseis años que le pidió matrimonio al día siguiente de conocerla. Ella rechazó la propuesta, pero se convirtió en su amante. Su relación fue pasional y complicada, y aunque supo cómo capear el carácter celoso y posesivo del pintor, acabó psicológicamente agotada.

La obsesión de Kokoschka por su amante rozaba lo patológico. Era incapaz de pintar a ninguna otra mujer que no fuese ella y le escribía cartas y cartas que firmaba como Alma Oskar Kokoschka, para remarcar la union entre ambos. La anciana madre del pintor, preocupada por la salud mental de su hijito y demostrando que la suya también dejaba bastante que desear, llegó a amenazar a Alma con matarla de un disparo si no abandonaba inmediatamente al "pobre" Oskar, cosa que por fortuna no sucedió.

Uno de los mayores deseos de Kokoschka era tener un hijo con ella: "sería un acto compasivo de la naturaleza que nos libraría de todo lo horrible de este mundo y nos uniría por fin y para siempre", le escribió. Alma no lo acababa de ver claro, pero en 1914 se quedó embarazada. Tras una violenta discusión con Kokoschka, que seguía teniendo celos del difunto Mahler, decidió ingresar en una clínica para abortar. El artista quedó devastado y se desahogó pintando varias obras que aludían directamente a la traición de su amante y al hijo perdido.

Oskar Kokoschka, Naturaleza muerta con putto y conejo (1914), Kunsthaus, Zurich

En Naturaleza muerta con putto y conejo (los putti son los típicos niños regordetes que aparecen en los cuadros), Kokoschka pinta al niño que no llegó a nacer, y lo separa del resto de la composición mediante una siniestra rama inclinada. A la derecha de la rama, vemos a un indefenso conejo (símbolo de la fertilidad) que está a punto de ser atacado por un enorme gato salvaje (Alma Mahler). La casa roja del fondo es una representación del infierno, y la barca esbozada junto a ella es la zodiac de Caronte.

A raíz de este incidente, los amantes empezaron a distanciarse. Había estallado la Primera Guerra Mundial y Kokoschka se planteaba la posibilidad de alistarse en el ejército austriaco como voluntario. Alma Mahler, que no veía el momento de librarse de él, le animaba con un entusiasmo poco disimulado. En 1915, antes de marcharse al frente, Kokoschka pinta uno de sus lienzos más angustiosos: Caballero errante. Se autorretrata tumbado a orillas del mar, incapaz de levantarse del suelo por el peso de la armadura. Las pinceladas violentas son reflejo de su malestar interior. Junto a su cuerpo, hay una concha rojiza, parecida a la que cobijaba a los amantes en La novia del viento. A la derecha, una extraña bestia con el rostro de Alma Mahler y en el cielo, un ángel exterminador con las letras ES, que hacen referencia a las palabra de Jesucristo en la cruz Eli, Eli, lema sabactani (Señor, Señor, ¿por qué me has abandonado?) ¡Esto es hacerse el mártir, y lo demás son pamplinas!

Oskar Kokoschka, Caballero errante (1915), Guggenheim Museum, Nueva York

Oskar Kokoschka en 1915

A finales de ese año, Kokoschka es gravemente herido en Rusia. Sus compañeros le recogen del campo de batalla con una herida de bala en la cabeza y un bayonetazo en el pulmón y le trasladan a un hospital de Viena para que se recupere. Durante su convalecencia, se entera de que Alma Mahler se ha casado en secreto con un antiguo amante, el arquitecto Walter Gropius. Despechado, pide volver al frente y acaba de nuevo en el hospital.

Al salir se instala en Dresde, decidido a retomar su carrera artística lo más alejado posible de Viena. No sirve de mucho. El tiempo y la distancia no son suficiente para curar su mal de amores; sigue echando de menos a Alma y no logra concentrarse en su trabajo. En julio de 1918, se le ocurre una idea genial. Se pone en contacto con una famosa fabricante de muñecas de Munich llamada Hermine Moos y le encarga una copia de Alma Mahler de tamaño natural:
"Si fuese capaz de llevar a cabo esta tarea como yo deseo, si pudiese engañarme de tal modo que cuando la vea y la toque me parezca estar frente a la mujer de mis sueños, entonces, querida señorita Moos, le estaría eternamente agradecido."
Entusiasmado con el proyecto, Kokoschka le envía a Moos fotografías y bocetos hechos por él mismo, le indica las medidas exactas de su ex amante y le da instrucciones detalladas del tipo "las partes íntimas deben estar perfectamente hechas y cubiertas de pelo", o "haga posible que mi sentido del tacto sea capaz de sentir placer en esas partes en que las capas de grasa y músculo dan paso, de repente, a un recubrimiento sinuoso de piel". Le pide a Moos que la boca tenga lengua y dientes, y que pueda abrirse, y que la piel sea lo más parecida posible a la de una mujer real. Mientras tanto, se entretiene comprando lencería y ropa lujosa para vestirla. Cuando por fin recibe la muñeca, nueve meses más tarde, la decepción es enorme:
"La capa exterior es como un pellejo de oso polar, más parecido a una alfombra peluda para colocar a los pies de la cama que a la piel suave y flexible de una mujer. El resultado es que ni siquiera puedo vestir a la muñeca que, como sabe, era mi intención, y menos aún adornarla con lencería delicada. Tratar de subirle una media sería como pedirle a un profesor de danza francés que bailase con un oso polar."
La doble de Alma tumbada cual odalisca

La doble de Alma sentada con las piernas cruzadas
La muñeca con su creadora Hermine Moos

Por muy buena predisposición que tuviese, era evidente que la muñeca no iba a satisfacer los deseos eróticos de Kokoschka. Aún así, hizo buen uso de ella. Le pidió a su joven ama de llaves, Russerl, que se vistiese de doncella y atendiese a la muñeca como si fuese una mujer de verdad. La chica, que era muy imaginativa, se apuntó encantada al jueguecito y bautizó a su nueva señora como "la mujer silente" (Schweigsame Frau). Siguiendo las órdenes del pintor, empezó a difundir por Dresde rumores falsos sobre el excéntrico comportamiento del artista, contando por aquí y por allá que estaba enamorado hasta las cachas de una muñeca de trapo, que la sacaba de paseo en carruaje y que la llevaba a la ópera para presumir de amante. Al poco tiempo, la encantadora Russerl ya le había quitado el sitio a la muñeca en la cama del artista.

La mejor terapia para Kokoschka será retratar varias veces a este feo clon de Alma Mahler. La primera vez que lo hace, la pinta recostada en una especie de cama o diván, con un vestido azul muy escotado. No pretende hacerla pasar por una mujer de verdad. La rigidez de la postura y la forma de sus manos la delatan; incluso la textura de la piel parece imitar el cuerpo peludo de la muñeca. En cualquier caso, es una obra bastante inquietante que, además tiene el honor de ser el primer retrato que se conoce de una muñeca "hinchable".

Oskar Kokoschka, Mujer de azul (1919), Staatsgalerie, Stuttgart
Oskar Kokoschka, Autorretrato con muñeca (1920), Neue Nationalgalerie, Berlín

A medida que va liberándose de su obsesión, Kokoschka va despojando a la muñeca de sus rasgos humanos. En Autorretrato con muñeca, la doble de Alma se ha convertido en un mero juguete sexual, por eso la pinta desnuda y señala con el dedo sus genitales de trapo.
"Finalmente, cuando ya la había dibujado y pintado una y otra vez, decidí deshacerme de ella. Me había ayudado a curarme completamente de mi pasión. Organicé una gran fiesta con champán y música de cámara, en la que mi doncella Russerl exhibió a la muñeca con sus hermosos vestidos por última vez. Cuando empezó a amanecer -yo estaba bastante borracho, como todos los demás-, la decapité en el jardín y vacié una botella de vino tinto sobre su cabeza."
Una terapia como otra cualquiera, ¿no os parece?

martes, 15 de abril de 2014

En 1931 una niña de once años —Rosa González Pérez— recogió un pequeño fragmento de la bola de fuego que acaba de estallar sobre los cielos de Ardón, un pueblo de León. Durante décadas mantuvo su preciado tesoro oculto en una cajita; hasta hoy, que se ha presentado en la sede del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en Madrid. Se trata de una condrita ordinaria, un tipo de meteorito relativamente común pero que cuenta una historia de 4.565 millones de años.

Ardón: un meteorito español caído en 1931
Su estudio da pistas sobre el proceso de formación del Sistema Solar
Un equipo internacional liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha caracterizado un nuevo meteorito caído en España, recuperado tras permanecer oculto durante 83 años. Se trata de una condrita ordinaria del grupo L6 procedente de un asteroide desconocido que ha recibido el nombre de Ardón, municipio leonés donde cayó, y su caracterización por el CSIC ha permitido que sea reconocida como nueva caída por la Meteoritical Society.
El 9 de julio de 1931, a las 9.30 horas, una enorme bola de fuego sobrevoló la provincia de León y generó una serie de estallidos audibles desde la capital y otros municipios próximos, entre ellos Boñar y Cistierna, como recogieron los medios de comunicación de la época. Rosa González Pérez, entonces una niña de 11 años, se encontraba haciendo un recado en el centro del municipio de Ardón cuando escuchó un estruendo que surgió de una estela de polvo. Justo delante de ella vio caer del cielo una pequeña roca humeante y al recogerla notó que todavía estaba caliente. Por desconocimiento, no comentó nada sobre su hallazgo y la guardó en una cajita, preservándola en muy buenas condiciones durante más de 80 años. Fue un sobrino, J. Antonio González, quien años más tarde pensó que esa pequeña roca negruzca de 5,5 gramos podría ser importante.
En 2013, los propietarios se pusieron en contacto con el investigador del CSIC Josep Maria Trigo, del Grupo de Meteoritos del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC y también miembro del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña, quien rápidamente supo que la roca era un meteorito. Trigo comenzó la tarea de caracterizarlo junto a Jordi Llorca, de la Universidad Politécnica de Cataluña, y se dieron cuenta de que se trataba de un meteorito primitivo: una condrita ordinaria procedente de un asteroide desconocido. Los científicos comenzaron entonces los análisis químicos y mineralógicos requeridos para clasificar y dar nombre al meteorito, trámites necesarios para que sea catalogado por la Meteoritical Society, organismo profesional a nivel internacional encargado de esta labor.
Una vez finalizado el proceso, sus propietarios han donado una sección del ejemplar al Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC, en Madrid, para que sea expuesto al público junto al resto de la colección de meteoritos del museo. “La familia ha accedido a donar una lámina de ese ejemplar. Además, se hará una réplica que podrá verse junto al resto de meteoritos españoles en la sala habilitada a tal fin  en el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Agradecemos la donación del fragmento dado su valor científico y esperamos que esta acción sirva para incentivar otras donaciones” señala Santiago Merino, director del museo.
Meteoritos ocultos
La caída de Ardón podría no ser un caso aislado ya que el número de caídas de meteoritos en España es muy inferior al que sugieren las estadísticas. “Los estudios de grandes bólidos que generan meteoritos indican que, por término medio, debe acontecer anualmente en España la caída de un meteorito con una masa superior a un kilogramo”, señala Trigo.
“Sin embargo, nuestra recuperación del meteorito Villalbeto de la Peña en 2004 pocas semanas después de su caída ocurrió más de 56 años después de la caída de Reliegos (1947). En la última década, gracias a nuestros esfuerzos por estudiar estos fenómenos en el seno de la Red de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos, participamos también en la recuperación de otro en Puerto Lápice en 2007. Ahora es una satisfacción enorme para nuestra red poner al municipio leonés de Ardón en un lugar en la historia de la meteorítica”, continúa.
Los investigadores sospechan que algunos meteoritos podrían permanecer ocultos como secretos familiares o ser vendidos para acabar en colecciones privadas de las que se pierde toda pista. En ese sentido, la Ley del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad de 2007 reconoce que los meteoritos españoles son patrimonio geológico y, por tanto, deben ser preservados y permanecer en el país. 
El interés astroquímico de Ardón
Las condritas ordinarias son el tipo de meteoritos más común, con algo más de un 73% de todas las caídas de meteoritos conocidas hasta la fecha. De hecho, del mismo grupo L de la condrita Ardón se conocen otras 406 catalogadas en el Boletín Meteorítico de la Meteoritical Society. La más antigua conocida es la condrita Nogata, caída en Japón en el año 861. Sin embargo, la inmensa mayoría de las que se preservan cayeron en los últimos 300 años, es el caso del meteorito Villalbeto de la Peña, que cayó el 4 de enero de 2004 en la población palentina del mismo nombre.
Se ha propuesto que las condritas ordinarias del grupo L proceden de una familia de asteroides producida por la desintegración del asteroide 1.272 Gefion, que explicaría que sean tan comunes entre las caídas actuales. De hecho, la datación isotópica de sus edades de rayos cósmicos (el tiempo que llevan surcando el Sistema Solar como pequeñas rocas) indica que su cuerpo progenitor debió sufrir varias colisiones de envergadura que produjeron gran cantidad de estos escombros en los últimos 40 millones de años. Hoy en día, esos fragmentos alcanzan la Tierra tras ser lanzados desde el cinturón principal de asteroides mediante mecanismos dinámicos que se conocen como resonancias y que también impulsan desde allí a los llamados asteroides próximos a la Tierra.
El estudio del meteorito Ardón está permitiendo conocer los procesos que ocurrieron durante la formación del Sistema Solar pero también durante el procesado térmico que sufrió su asteroide progenitor. “Ardón es un meteorito muy interesante pues proviene de un asteroide primitivo pero que, dadas sus mayores dimensiones, sus minerales fueron alterados térmicamente por metamorfismo. También presenta evidencias claras de los procesos de choque acaecidos en ese asteroide mientras estuvo en órbita alrededor del Sol”, explica Trigo. “En la composición mayoritaria del meteorito encontramos silicatos, sulfuros y metales, componentes cuyas características isotópicas indican que participaron en la formación de nuestro planeta. Además, Ardón ha preservado en su textura pequeñas esférulas vítreas denominadas cóndrulos y granos metálicos que giraban alrededor del Sol hace unos 4.565 millones de años: los primeros componentes sólidos del Sistema Solar formados mucho antes que nuestra propia Tierra”, añade el investigador del CSIC.


  • Josep M. Trigo-Rodriguez, Jordi Llorca, M. Weyrauch and A. Bischoff. Ardón: L6 ordinary chondrite. Meteoritical Bulletin 103.
Nota de prensa (.pdf 626K)
Fotos (.zip 14M)

lunes, 7 de abril de 2014

La gente que me gusta



Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad. Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien se permite huir de los consejos sensatos dejando las soluciones en manos de nuestro padre Dios.
Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio.
Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni herirme. La gente que tiene tacto.
Me gusta la gente que posee sentido de la justicia.
A estos los llamo mis amigos.
Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría y la predica. La gente que mediante bromas nos enseña a concebir la vida con humor. La gente que nunca deja de ser aniñada.
Me gusta la gente que con su energía, contagia.
Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de cualquiera.
Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.
Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo. La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.
La gente que lucha contra adversidades.
Me gusta la gente que busca soluciones.
Me gusta la gente que piensa y medita internamente. La gente que valora a sus semejantes no por un estereotipo social ni cómo lucen. La gente que no juzga ni deja que otros juzguen.
Me gusta la gente que tiene personalidad.
Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón.
La sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, la tranquilidad, los valores, la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños, el arrepentimiento y el amor para los demás y propio son cosas fundamentales para llamarse GENTE.
Con gente como ésa, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que por tenerlos junto a mí, me doy por bien retribuido.

Mario Benedetti


Por tu ausencia (Antonio Cisneros)



1.

Con las últimas lluvias te largaste
y entonces yo creí
que para la casa mas aburrida del suburbio
no habría primaveras ni otoños ni inviernos ni veranos.
Pero no.
Las estaciones se cumplieron
como estaban previstas en cualquier almanaque.
Y la dueña de la casa y el cartero
no me volvieron a preguntar
por ti.

2.

Para olvidarme de ti y no mirarte
miro el viaje de las moscas por el aire.
Gran Estilo.
Gran Velocidad.
Gran Altura.

3.

Para olvidarte me agarro al primer tren y salgo al campo.
Imposible. Y es que tu ausencia
tiene algo de Flora de Fauna de Pic Nic.

4.

No me aumentaron el sueldo por tu ausencia,
sin embargo el frasco de Nescafé me dura el doble,
el triple las hojas de afeitar.

sábado, 5 de abril de 2014

Haiku

Quietud

Con qué fijeza el gato

mira el árbol inmóvil

tras la ventana.

¿Qué remota quietud comparten ambos?

Se adormece en el gato la madera.

Abre el árbol los ojos extasiados.

Mientras dormimos aprendemos a morir



viernes, 4 de abril de 2014

Un anuncio impactante

Este anuncio vale la pena para cuando nos metemos en carretera. Hay que ir tranquilo, nunca hay prisa al volante. La impaciencia se deja en casa.