miércoles, 5 de diciembre de 2018


Nadie hubiera creído, en los últimos años del siglo diecinueve, que los asuntos humanos estaban siendo observados desde los mundos eternos del espacio. Nadie podría haber soñado que estábamos siendo examinados, como alguien con un microscopio estudia las criaturas que pululan y se multiplican en una gota de agua. Pocos hombres apenas consideraban la posibilidad de vida en otros planetas y sin embargo, a través del golfo del espacio, mentes inmensamente superiores a las nuestras miraban esta Tierra con ojos envidiosos, y lenta y seguramente trazaron sus planes contra nosotros.         

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