viernes, 13 de noviembre de 2015

Dersu Uzala

Cuando era joven vi la película "Dersu Uzala", de Kurosawa, tres veces. Entonces empezaba a pensar que los hombres no éramos blancos o negros, sino grises, que llevábamos el bien y el mal dentro. Sigo pensando lo mismo pero debo reconocer que aquella película, con un cazador nómada que explica al explorador ruso lo que es bueno y lo que es malo frente a la Naturaleza, resultaba fascinante.
Acabo de terminar una miniserie sobre el conocido libro "Los pilares de la tierra" de Ken Follet. Leí la novela hace mucho y me gustó pero la serie es muy maniquea: los buenos son muy buenos y los malos son codiciosos, lujuriosos, criminales y obtienen "el justo castigo" al final.

El mundo es tan complejo, las personas somos tan complicadas y difíciles de conocer, que lo que nos presentan simplificado: esto es bueno, esto es malo, nos atrae sin pensarlo. Nos dan la fórmula terminada, podemos no confundirnos más, adoptar aquello que nos dicen, sobre todo si son una autoridad eclesiástica, un santón especialista en autoayuda, un psicólogo, un político reputado, un periodista con experiencia.
Vivimos así los juicios de otros, los adoptamos sin pensar más, precisamente para no pensar más y aclararnos en la confusión de una realidad que se nos antoja incomprensible. De ese modo, nuestro propio juicio queda suspendido y supeditado a otros. Es un excelente mecanismo para vivir la vida de otros, los juicios de otros, habitualmente juicios interesados, pero no nuestra propia vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario