Con la edad se me fue la ambición, se va apaciguando mi capacidad de enfrentarme con aquello que me parece mal, tiendo a rehuirlo. Admiro la ilusión de los jóvenes, la mía ya castigada por las decepciones. Sin embargo, va aumentando y se consolida algo que tuve frágilmente desde mi juventud: la sensación de belleza, en particular la musical.
La intérprete tenía 17 años cuando grabó este adagio. No sabía que conocería al amor de sus sueños 4 años después, que grabaría un concierto para cello de Elgar 5 años más tarde quedando para la posteridad como definitivo. No sabía que sólo 9 años después la enfermedad la derrotaría para siempre privándole de la música, el amor y hasta la vida más tarde.
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