viernes, 28 de enero de 2011

Para deprimirse

La verdad es que el tiempo que vivimos en España es para deprimirse, también para indignarse y mucho. La culpa de la crisis parecía de los funcionarios, luego de los que querían comprar una casa sin pensar en el futuro porque de eso no le hablaban al darles una hipoteca, de los trabajadores improductivos, de esos sindicatos que sesteaban, ahora de los pensionistas, de los españoles en general, que nos ha dado por vivir algo más que antes, qué faena le hacemos al sistema bancario, a los mercados, a los partidos políticos. Parece mentira cómo los que nos metieron en este hoyo por sus ambiciones, particularmente el sector bancario, con la anuencia del gobierno y la casta política, hacen recaer las culpas sobre los pringaos.

Y ahí estamos nosotros mirándonos con recelo, unos pringaos a otros, funcionarios y no funcionarios, desempleados de clases diversas, hipotecados y ahorradores, jóvenes y ancianos, pensionistas y prejubilados, todos deprimiéndonos y pensando que tú sí que no trabajas, tú sí que eres un aprovechado, tú sí que tienes un puesto seguro, tú sí que puedes practicar economía sumergida, tú sí que no facturas el IVA...

Coño, que hay que levantarse. Me decía un amigo cubano hace poco (y en su país andan muy mal): Seremos pobres pero lo que no nos deben quitar es la dignidad e ir con la cabeza bien alta. Pues lo dicho, podemos hundirnos alguna vez, podemos flaquear, pero que no nos quiten la dignidad, que somos personas con derechos, trabajadores honestos, currantes. Ellos tendrán el poder pero que no nos hagan sentir culpables por sus desmanes, que aún nos queda la dignidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario