Miravet
o, mejor dicho, la parte más pintoresca de Miravet ofrece una estampa
excepcional. El río Ebro, en primer termino, que se curva suavemente. Las casas
que, discretamente y de forma harmoniosa, se enfilan montaña arriba rodeando la
vieja iglesia de la Natividad- barroca y de líneas sencillas- y, en la cima, un
castillo impresionante y todavía sólido, protector y distante…
Este
castillo que ofrece una panorámica esplendida, fue uno de los reductos más importante
árabes y, posiblemente, lugar de asentamiento de una antigua fortaleza de la
época romana. Conquistada el 24 de agosto de 1153 por el conde Ramón Berenguer
IV, fue cedido a los caballeros del Temple y, posteriormente, a
principios del siglo XIV, con motivo de la disolución, forzada, de esta orden,
pasa a poder de los Hospitalarios.
Es,
no hay duda, un castillo lleno de historia. Tanto es así que, dejando de lado
las vicisitudes sufridas en el curso de la guerra civil del 1936- 39, sufrió
directamente, la guerra contra Joan II, la guerra del Segadors, y la de
Sucesión, hasta la de los carlistas, en sus diferentes etapas.
La
disolución de la orden del Temple (a causa de los pocos escrúpulos del rey de
Francia, Felipe IV, el Viejo, y de la debilidad del Papa Clemente V) obliga a
Jaume II, el Justo, a actuar, parece que poco convencido, contra esta orden.
Los caballeros que residían en el castillo de Miravet resistieron un asedio de
diez meses, pero finalmente se rinden sin que, al menos físicamente, le fuesen
inflingidos, a diferencia de lo sucedido en Francia, ningún daño.
La
leyenda dice que en la denominada plaza de “la sangre”, del castillo de
Miravet, fueron asesinados, el 28 de diciembre de 1308, todos los caballeros
del Temple que se rindieron, y que cada año, en esta fecha, los fantasmas de
estos caballeros, a las doce en punto de la medianoche, hacen acto de
presencia… Otra, si no leyenda, si anécdota curiosa, tiene relación, en este
caso, con la guerra civil española y hace referencia a la fotografía, tan
popularizada, que muestra las tropas republicanas, muy bien equipadas, cruzando
por el vado el Ebro, por Miravet, la madrugada del 25 de julio. Se ha dicho que
en aquel punto no existía vado alguno, aunque no puede descartarse la
posibilidad que las tropas fuesen desembarcadas en un punto donde el agua fuese
poco profunda antes de llegar a la orilla contraria, también se dice que esta
fotografía pertenece a una película rodada, con objetivos propagandísticos , al
dia siguiente de haberse realizado el paso del rio Ebro, o sea el 26 de julio,
cuando ya los combates tenían lugar a Vilalba de los Arcos y a Gandesa.
Pero
el verdadero misterio que encierra el castillo templario de Miravet, es que a
día de hoy, todavía los arqueólogos no han encontrado donde enterraron a los
caballeros templarios que murieron allí. Así que en algún lugar del castillo, o
de los alrededores, los caballeros descansan a la espera de que alguien los
encuentre.
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