jueves, 17 de marzo de 2011

Héroes de Fukushima

Es cierto que hemos llegado a un punto de difícil marcha atrás y que es una cuestión de compensaciones. Posiblemente si preguntáramos individuo por individuo de los que disfrutamos del estado del bienestar saldría la preferencia de seguir viviendo en este confort a costa de lo que sea, como que si lo hiciéramos a los habitantes del planeta que no lo disfrutan y encima lo pueden sufrir, saldría que no, pues está claro que no les compensa en absoluto. Pero vale, como tenemos la sartén por el mango vivamos en esa incertidumbre acomodaticia; lo que no entiendo es que todavía haya quien no quiera ver la tozuda realidad de que estamos poniendo en serio peligro nuestra supervivencia: terremotos y tsunamis seguirán repitiéndose sin posibilidad de predicción por desconocimiento de la magnitud de las fuerzas que incurren en la deriva continental que las centrales nucleares no son capaces de resistir.

Lo que no se puede consentir es el cinismo con el que nos engañan y que una vez pasada la crisis nos vuelvan a asegurar llenos de razón que las centrales son absolutamente seguras.

La alternativa? Que se investiguen otras energías que ya existen para que resulten mas baratas, cosa que no se hace precisamente por falta de concienciación del peligro real que significan las nucleares, que supongo habrá variado en parte por el grave incidente . Somos una especie egoísta interesada en los efectos inmediatos despreciando las consecuencias a largo plazo; un funcionamiento lógico como individuos y absurdo como humanidad.

Sólo añadir que como pasó en Chernobil , es de destacar el heroico gesto de los voluntarios que sacrifican sus propias vidas intentando solucionar lo que otros- llevados por la arrogancia de pensar que somos capaces de controlar el mundo con nuestra tecnología- no tenían previsto. Y todavía hay quien ahora mismo no quiere enfrentarse a la tozuda realidad de los hechos.

Frente a los “héroes de salón” de que aquí no ha pasado nada, vaya mi admiración por ese grupo de hombres en los que empieza a hacer estragos su exposición a la radiación entre los cuales hay ya cinco trabajadores muertos y 22 desaparecidos.


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