miércoles, 23 de diciembre de 2015

Felices Fiestas

De pequeño ayudaba a mi hermana a construir el belén en una mesa de dibujo que tenía mi padre. Yo quería poner muchos soldados en el elevado castillo de Herodes, quería que se pelearan, pero mi hermana se obstinaba en poner ovejitas y pastorcitos insulsos. Los camellos sí estaban bien porque eran exóticos y me recordaban los regalos que recibiríamos días después. Cada mañana cogía al niño Jesús y lo colocaba en sitios inverosímiles (el mismo castillo, en el tejado del portal, en medio de un puente) y mi hermana volvía ponerlo junto a sus padres.

Ahora tengo a toda la familia dispersa, los padres se fueron hace mucho, los hermanos están lejos.. Ni siquiera creo en fiestas religiosas que haya que celebrar. Eso sí, me he librado de discusiones familiares, de regalos que debiera hacer ni de obligaciones. A pesar de todo lo pasaré bien leyendo y holgazaneando.

Os deseo que paséis unas felices fiestas si conserváis la ilusión de las mismas o la posibilidad de tener cerca a los que no veis a menudo (incluso al pesado del cuñado) o tal vez ¿por qué no? para recordar cuando erais pequeños y el mundo parecía un globo cuyos colores os acompañarían siempre.

Un abrazo a todos los que leen esta página de pequeñas historias.

1 comentario: