A principios del
siglo XVIII coincidieron en Venecia dos jóvenes de 20 años, aclamados
intérpretes del órgano y el clavecín. Ambos fueron grandes amigos y se
recordarían mucho después, cuando la vida llevara a uno de ellos (Haendel)
hasta Inglaterra y el otro (Scarlatti) se fuera a vivir a la corte española de
Madrid.
Scarlatti fue sin duda el primer prodigio de
ese instrumento tan sonoro pero también limitado como fue el clavecín, sobre
todo en relación al piano. Aquí traigo una excelente pieza, un fandango.
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